Feijóo y los sindicatos

El líder de los populares ha movido ficha. Quiere la complicidad de la CEOE en el debate que se ha abierto a cuenta de la reducción legal de la jornada laboral, abanderada por Comisiones Obreras y UGT. Alberto Núñez Feijóo propone concentrar la misma en cuatro días a la semana. Ahora bien, confunde una clave: ese no es el debate. Lo que se trata es de reducir de las 40 horas por semana implementadas desde principios de la década de los ochenta a las 37,5 horas. Esa es la cuestión. Que luego se haga en cuatro o cinco días es aceptable pero es otro menester. Evidentemente, Feijóo lo hace para abrirse paso en el escenario social. La amnistía catalana ya no da para más.

Por otro lado, el PP sabe que tiene que centrarse si quiere acercarse a los 176 escaños lo máximo posible y, por ende, depender del neofascismo de Vox lo mínimo de lo mínimo. De lo contrario, la propia legislatura hipotética acabaría por devorar al gallego. ¿Y cuál es entonces el referente? Pues el ‘viaje’ al centro de José María Aznar en la década de los noventa. El mismo Aznar que pactó con Antonio Gutiérrez (Comisiones Obreras) y Cándido Méndez (UGT). Idéntico líder que negoció con la burguesía vasca y catalana. Estos son los parámetros que Feijóo desea, aunque tarde, recuperar.

El PP no puede estar todos los días con la matraca de Cataluña. Es un monotema que le aparta de La Moncloa, una vez rota la hegemonía del bipartidismo dinástico y sistémico del que formaba parte. Sin esa solidez sociológica de antaño, a distribuirse entre dos siglas, los socios son más necesarios que nunca. Y estos son, esencialmente, los que conforman la realidad plurinacional de España.

Recordemos que este Feijóo que desea mediar con la reducción de la jornada laboral, o eso parece, pronto tendrá una reunión con Comisiones Obreras que el gallego ha solicitado para otros asuntos, tiene que desterrar la imagen del PP de Pablo Casado que quiso cargarse la reforma laboral avalada por los sindicatos de clase y la patronal. Este es el antecedente más vivo que tiene el cuartel general de Génova y que, desde luego, a Feijóo no le conviene. Enarbolar el diálogo social e impulsar algunas medidas sociales aúpa a Feijóo pero, ante todo, le quita protagonismo a la izquierda. Esa es su intención.