Migrantes

Los canarios emigramos en el siglo XX. Unos a Venezuela, otros a Cuba. La migración es hoy, otra vez, pero en sentido inverso, una de las grandes problemáticas que acechan a las islas. De hecho, determina la agenda política pues se presume que en otoño, con la mar en calma, se incrementará la recepción de cayucos y pateras. Con todo, muchos se quedan en el camino. Cuántas vidas se habrá tragado el Atlántico sin que nunca lo sepamos con exactitud. Cuántas llamadas telefónicas siguen esperando familiares todavía en suelo continental africano y que nunca se producirán. Porque Canarias también es África, geográficamente es indudable, incluso por tradición bereber.

Fernando Clavijo se enredó en un protocolo a aplicar a los menores que enseguida ha paralizado cautelarmente el Tribunal Superior de Justicia de Canarias, a petición de la Fiscalía. Era de prever. La combinación de menores, derechos fundamentales y acogida en frontera es un triángulo de bienes jurídicos a proteger inexcusable. Habrá que esperar a que el fondo sea dirimido en términos jurídicos. Pero ya políticamente el protocolo ha quedado embarrado. Y la manera del propio Clavijo y del PP de desmarcarse del mismo, es un síntoma de la concienciación del paso en falso que dieron. E inapropiado. Son menores. 

En Madrid las gestiones siguen. Ángel Víctor Torres no solo hace de ministro sino también de interlocutor de los problemas de Canarias. Debería llegar un acuerdo parlamentario en el que participen los populares. La reforma de la ley de extranjería se antoja imperiosa para que el reparto de los menores entre comunidades autónomas sea una realidad. Lo que no tiene sentido es que esto sea asunto de trifulca partidista permanente. Pero lo es. El racismo, aunque cuesta creerlo, permanece en algunos sectores sociales. Y estos son, a su vez, insuflados con gasolina por Vox y demás formaciones de ultraderecha que tienen en la migración su bandera de idearios de podredumbre.

Porque lo que le molesta a algunos es que son negros. Si fueran blancos no habría problema. No lo dicen. Pero es así. O, de repente, se le escapa al vicealcalde del Ayuntamiento de Arrecife, de CC, que teme que sus hijos puedan convivir en las escuelas con africanos, con negros. Dijo lo que pensaba. Fue él. Y se destapó el racismo inconsciente que lleva dentro. Mal antecedente para un dirigente público. En 2024, todavía constatamos retrocesos sociales.