El apoyo que ha mostrado el rapero de origen puertorriqueño, Nicky Jam al candidato a la presidencia de los Estados Unidos Donald Trump, ha causado una conmoción en el mundo de la música. También en la sociedad de habla hispana de los EEUU, por considerar que, su apuesta por este candidato, avala la política de apartheid que llevó a la separación deliberada de miles de niños migrantes de sus padres en la frontera sur de del país, encerrándolos en jaulas.
El racismo está siendo utilizado como arma por un candidato, que representa los intereses de multimillonarios como él. La explotación política de las divisiones raciales es un tema que, desde los postulados mas conservadores utilizan unos códigos raciales disimulados, para atraer votantes blancos hacia políticas que favorecen a los más ricos. Utilizan un mensaje muy fuerte de amenaza racial, que pone en primer plano un conflicto falsamente construido entre grupos raciales.
Nicky Jam no deja de ser un juguete roto en manos de un racista convencido, ególatra, con unos rasgos narcisista muy marcados. Al puertorriqueño, le ha caído una oleada de críticas precisamente por ser latino y permitir que, uno de los presidentes mas reaccionarios, con una marcada política racista, sobre todo a los latinos, - que quería construir un muro entre México y los EEUU - para evitar, según sus palabras “que la inmundicia llegue a su país”. Precisamente por todo ello, no entienden, que el rapero se dejara seducir por sus postulados. Le tachan de racista también y otros artistas han decidido quitar de sus redes las colaboraciones que habían realizado con Nicky Jam, por racista.
La manipulación continua como método populista y la simpleza de los hechos, para ganar votos de gente, que históricamente se ha sentido ignorada por los políticos profesionales y, que estaban esperando que alguien, con un discurso estridente y rupturista, para depositar su voto ahí, harta en muchos casos del modelo de política establecida, burocratizada y distante. El racismo, se nutre de la manipulación apelando a grandes pasiones e ideas, fáciles de entender por su arraigo cultural en la sociedad occidental, el miedo a la invasión de otras poblaciones. Son todo ello caldo de cultivo para que, los racistas campen a sus anchas y jueguen con la emociones y el miedo.
El racismo es un problema profundamente arraigado en nuestras sociedades que requiere varios enfoques para su erradicación. La educación, el diálogo y la promoción de la empatía son herramientas esenciales para desafiar y desmantelar las creencias racistas. Es fundamental que cada individuo asuma la responsabilidad de cuestionar sus propios prejuicios y trabajar hacia una sociedad más inclusiva y equitativa. Solo así podremos construir un futuro donde la diversidad sea celebrada y no temida. El racismo se define como la creencia en la superioridad de una raza sobre otra, lo que conlleva discriminación y prejuicio hacia individuos o grupos basados en su raza o etni
Los racistas, son aquellos que sostienen creencias y actitudes discriminatorias, a menudo se basan en prejuicios y estereotipos. Muchos racistas, utilizan la deshumanización del otro. Es un mecanismo común que utilizan para justificar sus actitudes, viéndolos, no como individuos, sino como representantes de un grupo que consideran inferior. La falta de educación y la desinformación contribuyen a perpetuar estereotipos negativos, mientras que el miedo a lo desconocido puede llevar a la xenofobia y a la intolerancia.
Gregorio Viera Vega fue concejal socialista en el Ayuntamiento de Telde.
Roberto López | Martes, 24 de Septiembre de 2024 a las 11:49:38 horas
Ni el autor de este artículo, cargado de los tópicos y mantras de costumbre, ni ningún otro socialista están legitimados para hablar de deshumanización y discurso de odio, cuando hoy por hoy su querido partido es el principal promotor del odio entre españoles y el que deshumaniza a todos aquellos que no estén conformes con sus dictados, tachándolos de fascistas, racistas, homófobos, etc....
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