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Lunes, 29 de Septiembre de 2025

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Iconoclastia

Esperpento y mamarrachada

Cristóbal D. Peñate

TELDEACTUALIDAD/Telde 8 Sábado, 14 de Septiembre de 2024 Tiempo de lectura:

Feijóo y Clavijo se han puesto de acuerdo para escenificar un acto oficial con alharacas y de paso hacer el ridículo más espantoso ante toda España. Primero fue el líder de la oposición el que se reunió con sus barones y baronesas para exteriorizar una falsa unidad en el Partido Popular. Para más inri, el gallego se presentó ante los periodistas después de la reunión emulando al presidente Sánchez en sus comparecencias oficiales en la fachada del Palacio de la Moncloa. Era un escenario cutre de cartón piedra, como de nuevo rico o de hacendado cubano de Florida. 

 

No sé quién fue el que ideó tamaña ridiculez pero supongo que ya habrá sido despedido ipso facto por el cabeza de huevo Tellado, ese señor calvo con gafas del que usted me habla y pariente de Corín. Aunque Corín Tellado fue mucho más prolífica con más de 5000 novelas románticas de la época de la posguerra traducidas a veintisiete idiomas. Miguel Tellado solo habla catalán en la intimidad como mucho. Las cosas del tito Aznar. 

 

 En la misma semana en la que se puso en escena la primera ridiculez popular, Feijóo viajó a Canarias para firmar con Clavijo un acuerdo sobre la inmigración irregular y el reparto de los menores extranjeros que residen en el archipiélago de forma provisional. A Fernando Clavijo no se le ocurrió otra cosa que pactar la solución al problema con el líder de la oposición en vez de hacerlo con el presidente del Gobierno de España, que es el que tiene competencias. Debe ser que su vicepresidente popular y socio le amenazó con un órdago de propuesta a lo Vito Corleone que no pudo rechazar. 

 

  A Clavijo se le ve muy incómodo en la presidencia del Gobierno porque no se atreve a dar un toque in the nona a su vicepresidente y líder de los populares en el archipiélago. Hay que explicarle a Fernando Clavijo que fue el PP de Feijóo y Domínguez el que votó en contra de la reforma de la Ley de Extranjería mientras que la izquierda lo hizo a favor. De esa manera, se habría solucionado un problema grave y urgente ya que sin reforma de esa ley los menores inmigrantes no pueden ser repartidos por el territorio nacional, aliviando a Canarias de un peso demográfico que tiene que soportar ella sola. Sin reforma no hay reparto, igual que sin tetas no hay paraíso. 

 

  Clavijo, en vez de echarles la bronca a Feijóo y Domínguez, lo que hizo fue culpar a Sánchez y Ángel Víctor Torres. Los conejos contra las escopetas. Absolutamente injustificable y surrealista. El presidente canario ha demostrado una vez más que le faltan arrestos para enfrentarse a los problemas de verdad. Prefiere no molestar a su socio y en cambio acusar gratuitamente a Sánchez y Torres. Torres más altas han caído en Canarias y el nacionalista debe tentarse la ropa antes de acostarse cada noche. El problema de CC es que no puede disimular su nacionalismo de timple y pandereta. 

 

Paralelamente la presidenta de la Comunidad sigue incordiando a su presidente nacional y metiéndole palos en las ruedas de la carreta para que no avance. La lideresa de Madrid quiere mandar sobre sus homólogos y su propio presidente nacional, dando instrucciones a los demás barones para que no se reúnan con Pedro Sánchez. Es una estrategia tan ridícula como la propia presidenta de la Comunidad.   Afortunadamente hay barones peperos inteligentes e independientes que han hecho caso omiso al las proclamas de Ayuso. Los presidentes populares de los gobiernos de Andalucía, Comunidad Valenciana y Murcia le han dado un educado corte de mangas a la Agustina de Aragón matritense que quiere resolver los problemas de los niños inmigrantes a cañonazos. Los tres se han desmarcado de ella y han aceptado una reunión con el Gobierno de España. Una cosa es discrepar y otra hacer el tonto, perjudicando a sus propios gobernados. 

 

  Lo mismo ocurre con la financiación autonómica: Ayuso se opone a la propuesta gubernamental al mismo tiempo que sigue rebajando o anulando los impuestos a los ricos. Dicho de otra manera: va de pedigüeña al Gobierno de España mientras ella dilapida sus ingresos impositivos. Es muy fácil disparar con pólvora del rey. Lo que pretende Ayuso y algún barón más del PP es que sea el Estado el que recaude los impuestos mientras ellos hacen un mal uso de la recaudación. Quieren jugar al policía bueno mientras despachan al Estado como el policía malo. 

 

  No es muy popular ni agradable recaudar impuestos y por eso Ayuso le pasa la papa caliente a Sánchez de una manera irresponsable y gagá. Es muy populista e inmoral, además de chocho y senil, pretender que el gobierno central te pague lo que tú mismo condonas a los más ricos de tu comunidad.

 

   La semana trágica del PP ha acabado con el reconocimiento parlamentario de Edmundo González como presidente de Venezuela. Lo mismo que ocurrió con Juan Guaidó, aquel presidente encargado que cuando lo nombraron parecía más, en este caso sí, el encargado de la sección de caballeros de la planta quinta del Corte Inglés. Al final, como tantos otros, se fue a vivir opíparamente a Florida con el dinero recaudado para su campaña como líder de la oposición. Fue una decepción para los opositores venezolanos. 

 

  La débil derechona española vende esa votación en el Congreso como un éxito político de la oposición y un bofetón dialéctico a Pedro Sánchez, que no está haciendo nada distinto a los demás presidentes de los países de la Unión Europea en la crisis venezolana. A eso hay que añadir el plus de haber dado asilo político a Edmundo González. 

 

Una proposición no de ley de la oposición, que además no es vinculante, la celebran como si hubiesen ganado el Mundial de la política pajarera y tercermundista. 

 

  Haciendo estas fantochadas (o fachochadas propias de la fachosfera), el PP, Vox y los partidos regionalistas folclóricos de Navarra y Canarias están retratándose tal y como son: unos partidos desfasados, periclitados y demodé que aún no han asumido que hace más de un año se quedaron en la oposición porque no lograron una mayoría suficiente para respaldar un gobierno del PP y Vox. 

 

 Coalición Canaria, en su papel estelar de veleta, votó primero a favor de la investidura de Feijóo y cuando vio que era imposible respaldó a Sánchez. Los nacionalistas canarios conservadores siempre ponen una vela a Dios y otra al diablo. Pues que tengan mucho cuidado porque igual se queman. 

 

Cristóbal D. Peñate es periodista.

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