
No es de ahora, llevamos décadas de frustración política a nuestras espaldas. El salón de plenos de nuestra ciudad, Telde, sigue siendo el ring donde se dirimen las diferencias políticas a base de informaciones no contrastadas, de bajos recursos lingüísticos y un continuo deja vi, a épocas pretéritas denunciadas por la oposición de entonces, que ahora en el gobierno, repiten cual cantinela, haciendo dogma de sus afirmaciones sean sus verdades o sean sus mentiras.
A menudo, la línea entre verdad y mentira no es clara. Las verdades pueden ser distorsionadas por el sesgo personal o la falta de información completa, mientras que las mentiras pueden estar envueltas en una apariencia de verdad. Además, en algunos casos, la percepción de la verdad puede ser influenciada por intereses personales o sociales, haciendo que el concepto sea complejo y multifacético.
La vacua grandilocuencia que algunos exprimen en el salón de plenos, con esa verborrea que se me antoja palaciega, pero que no deja ser de alguien acomplejado, que intenta insuflar sus expectativas venidas a menos por un baño de realidad, haciendo de su verdad, ¡la verdad!, reclamando para si los logros por estar en un gobierno, donde se maneja como pez en el agua, no hay nada mas que ver el extenso informe que nos hizo para hablar de las bondades del grupo municipal, como si el mismo, no estuviera formado por otras fuerzas y que capta para si, los flases momentáneos informativos. Aquí se juega mucho al gato y al ratón.
El verano en nuestro municipio, nos ha dado muchos titulares sobre mentiras y verdades. Las mentiras, erosionan la confianza en las relaciones personales y en las instituciones. En política, la difusión de información falsa puede tener efectos negativos significativos sobre la opinión pública y la toma de decisiones. No entiendo tanta equidistancia entre hechos probados y la negación de los mismos, sobre todo cuando está en juego la estabilidad política en el Salón de Plenos.
Esa, en ciernes, moción que no termina de ver la luz, no ha sido un error de información, y además sin intención de engañar, por el contrario, se ha negado la mayor para tirar la piedra y esconder la mano. Se está engañando haciendo creer que son otros y no uno, quien hace circular ciertos rumores, acompañados con medias verdades que no dejan de ser abultadas mentiras.
La transparencia es crucial para que la ciudadanía podamos confiar en quienes elegimos y participar, de manera informada, en el proceso político. Cuando un político dice la verdad, ¡no su verdad!, sobre la situación económica, la seguridad o los retos sociales, permite que comprendamos los problemas reales. No se nos puede tratar como críos y llevarlo todo a la fiesta y la creencia, porque aprovechar la bonanza económica que se han encontrado para festejar ¡cualquier motivo!, y además edulcorado con pompa y fanfarria de actos religiosos, en los cuales no se debiera mezclar.
El poder político no debe mercadear con la creencia de la feligresía para obtener mas adeptos, los populismos iban bajo palio durante años, regando de mentiras para someternos, sobre todo, para hacernos creer en las bondades de sus acciones, dándonos limosnas, cuando de lo que se trata es de ejercer derechos de ciudadanía plena y no de la compra de voluntades por estar en misa y repicando. Este verano nos ha traído muchas, muchas mentiras, si hubo alguna verdad, ellos mismos la mataron. Gobierno y oposición jugaron sus cartas y ahora tan solo nos queda, verdades, mentiras y viceversa.
Gregorio Viera Vega fue concejal socialista en el Ayuntamiento de Telde.
Antonio José | Domingo, 15 de Septiembre de 2024 a las 20:26:26 horas
Vaya potaje, no hay por dónde coger este testamento
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