Si quieres estabilizar democráticamente España tienes que implementar la descentralización territorial, como ocurre ahora al alimón del sistema del 78. No hay manera de aunar democracia y visión centralista del Estado. Eso solo fue el franquismo. Eso solo se logra con una dictadura. Si España desatiende su plurinacionalidad, no hay democracia viable. Estas son las coordenadas fundamentales del recorrido histórico constitucional que nos pertenece. Por eso la mirada alicorta en el presente es fijarse tan solo en la presión de Carles Puigdemont y su partido con respecto a Madrid. Da jugosos titulares. Pero ceñirse a eso obvia lo primero, lo más importante. Cataluña y su autogobierno (junto al vasco) forman parte de la Constitución material que nos concierne.
Encarar el asunto catalán es hacerlo también al tema español. Las dos van de la mano. No solo hoy sino asimismo en la Transición como en la Segunda República, la clave catalana era la principal para que el proceso democratizador triunfase. Solo se consolidaría y se consolidará la democracia en España si hay descentralización territorial, desde luego, pero incluso acomodar el encaje debido a la pluralidad catalana de manera recurrente. Esto no se asume desde la meseta y tiene su traslación electoral en el eje PP y PSOE. Estas son, en resumidas cuentas, las reglas del juego.
Salvador Illa es la mayor alegría institucional que tiene Pedro Sánchez desde que alcanzó La Moncloa. Perdida Andalucía para el PSOE, que fue esencial en las victorias socialistas de Felipe González como de José Luis Rodríguez Zapatero, Sánchez tenía que recuperar el poder catalán. ERC ha sido fundamental y alega un concierto fiscal que habrá que ver hasta dónde llega. Discursos se entremezclan al respecto desde Madrid y Barcelona, y tocará el próximo otoño aclarar. No es solo ERC, sino Junts la que está pendiente del debate parlamentario. Y Puigdemont no está por darle un salvavidas al PSOE. Mas solo se entenderá con Alberto Núñez Feijóo si este se desprende de Vox. En este intermedio, en este sensible filo, se desenvuelve Puigdemont.
Illa es el actor a vender por Ferraz. El ejemplo a imitar dentro del PSOE junto a los barones que garantizan ser la primera fuerza socialista en sus territorios, como acontece en Canarias con el ministro Ángel Víctor Torres. Poco más. No hay barones al uso como los tuvo González y Zapatero en el sur peninsular: Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha. Esa es otra época. Eso sí, si hace una década Mariano Rajoy hubiese atendido la petición de Artur Mas de dotarle a Cataluña un cupo (como se hará, al parecer, ahora) nos hubiésemos ahorrado el ‘procés’.
Olga Maria Rivero Santana | Sábado, 31 de Agosto de 2024 a las 13:41:57 horas
¡Venta consumada de los derechos GENERALES, saltándosr ¡TODO LO QUE LES ESTORBE" por una Sola "MOTIVACIÓN": MANTENERSE EN EL PODER.Tendrán la tremenda hipocresía de hablar de SOLIDARIDAD, de RESPETO Y DEFENSA DE LA DEMOCRACIA, y un largo etcétera que "REPITEN COMO LOROS" mientras algunos pocos, que "defienden" lo que hasta hace nada "rechazaban" por SER UN "ATROPELLO" hacía el resto, se tienen que "TAPAR LOS LOS OJOS y la NARIZ", por la repugnancia que Les produce, como nos lo produce a muchísimos ciudadanos del resto de Comunidades Autónomas. ¡Menudo "LOGRO" ÉSTE!
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