Conversaciones imposibles. Marte, Dios de la Guerra

Todavía las luces de las farolas se reflejaban en la orilla, la arena, humedecida por las olas, hacían posible esos reflejos que daban al amanecer un halo de misterio, sombras que se cruzaban. Una de ellas, apareció de repente, emergió de la nada, escudo en mano, una lanza cruzada y casco en ristre. Su cuerpo pareciera curtido en mil batallas y los estragos de esta se hacía notar. ¡Soy Marte! me dijo, hijo de Júpiter y Juno. Dios romano de la Guerra. En la antigua Roma era símbolo de fuerza y virtud, con una gran influencia en la toma de decisiones de los generales y senadores. Entendía, prosigue, la importancia del equilibrio y la paz eventual entre los pueblos, sin embargo, ahora, la incertidumbre se ha adueñado de los conflictos bélicos.

Sentado en la orilla se lleva las manos a la cara, como queriendo terminar la incipiente conversación que manteníamos, tras varios segundos de silencio, continua. La proliferación de guerras y conflictos armados no solo afecta a los países directamente involucrados, sino que también tiene efectos en terceros países. La inestabilidad puede llevar a crisis de refugiados, problemas económicos y un aumento en la violencia en otras regiones. Además, la atención mediática a ciertos conflictos, como el de la invasión de Ucrania o de Palestina, puede eclipsar otras guerras igualmente devastadoras que no reciben la misma cobertura; Burkina Facio, Yemen, Nigeria, Siria, Somalia, etc.

En estos tiempos de incertidumbre, le digo, ¿cómo puede esta sociedad encontrar la fuerza para enfrentar los desafíos?, Marte exclama - “La verdadera fuerza no reside solo en el poder del cuerpo, sino en la voluntad indomable del espíritu”. Los pueblos deben conocer sus habilidades y limitaciones, pero también debe aprender a superar el miedo y la duda. El coraje no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de actuar a pesar de él.

Prosigue Marte - Las consecuencias de los conflictos bélicos son devastadores. Millones de personas sufren cada año debido a la violencia armada, enfrentándose a la pérdida de sus vidas, al desplazamiento forzado y violaciones de los derechos humanos, a una crisis humanitaria de primer nivel y millones de personas al borde de la hambruna. Las guerras representan una de las manifestaciones más extremas de la hostilidad entre los grupos humanos, donde se busca el poder y la dominación a través de la violencia. Grupos oprimidos se convierte en represores y los discursos de odio acentúan mas esa deriva xenófoba y racista.

¡Pero tu simbolizas la guerra!, le espeté, inmediatamente me corrige y añade - La guerra y el amor son dos caras de la misma moneda. Mientras la guerra puede destruir, el amor tiene el poder de sanar y reconstruir. Ambos son necesarios para el equilibrio del mundo. Aprende a valorar el amor como la fuerza que une y da propósito a la lucha. ¡No lo entiendo!, le dije, la guerra es la guerra y nunca es buena, no tiene razón de ser. ¡Entonces, me dice!, busca el camino y encuentra el equilibrio entre la fuerza y la compasión.

Continua Marte, ¿sabes?, los conflictos bélicos han sido una constante a lo largo de la historia de la humanidad, marcando el rumbo de civilizaciones y transformando sociedades. Estos enfrentamientos armados no solo se limitan a batallas entre ejércitos, sino que también incluyen guerras civiles, conflictos por recursos, y luchas ideológicas. La historia nos enseña que, aunque la guerra puede parecer una solución a los problemas, sus consecuencias son a menudo más destructivas que los conflictos que intenta resolver. Con esas palabras, la figura de Marte se desvanece lentamente, dejándome con una sensación de angustia, listo para enfrentarme a los desafíos que se avecinan.

Gregorio Viera Vega fue concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Telde.