
NC encarará un otoño esencial en su devenir político. A la vuelta del verano, asomarán los dilemas pendientes. Dos versiones de partido y proyección ideológica se reflejan. Unos quieren quedarse. Otros quieren irse. Los hay que solo se quedarán si sale congresualmente elegida la opción que validan. Y también hay quienes ya se han ido mentalmente aunque formalmente sigan dentro. Vamos, lo hay de todo. Y, básicamente, el debate responde a expandir un nacionalismo o neoinsularismo inspirado en el primer Manuel Hermoso o, por el contrario, ahondar en la izquierda canaria, ocupar ese carril huérfano actualmente en las islas y retomar la senda de ICAN, sin complejos, libre de ataduras. Lo ideal hubiera sido seguir todo igual: agrupar las distintas sensibilidades y esperar a 2027. El Cabildo, revalidarlo, estaba a tiro. No era seguro, pero sí probable. No obstante, yendo cada uno por su lado, con las divisiones afloradas, es otro cantar. Terceras siglas se frotan las manos.
Todo partido conlleva sus contradicciones internas. Si a esto le sumamos que al nacionalismo canario le falta la garra del vasco y catalán, la dependencia hacia el exterior de su tejido productivo a diferencia del peso industrial de las otras dos economías, pues ese nacionalismo isleño discurre como buenamente puede. Y sobresale la contrariedad, por un lado, de abanderar la causa saharaui, escuchar canción protesta de cantautor en el Teatro Víctor Jara y ensalzar el valor de la zafra en la concienciación del sufrido pueblo canario y, por el otro, dar cabida a rendir honores y la jura de la enseña rojigualda en las plazas de municipios que gobiernas.
Luego, hay sectores que están deseando laminar a Román Rodríguez. Huelen que ocasión como esta no volverán a tener. Y, sin embargo, el expresidente del Gobierno de Canarias no solo resiste sino que le echa ganas. Pero lo que resulta más llamativo: cuando desde tantos focos ansían tu marcha, por algo será. Algo representarás. La magnitud de cada uno de nosotros la mide los cañones que nos apuntan.
Nadie puede decir hoy qué será de NC. Qué porvenir le aguarda. Lo que es obvio es que, pase lo que pase, quedará las esencias: el sureste y la necesidad de rearmarse y volver a caminar tras los tropiezos. Y, división mediante, si finalmente ocurre, implicará debates sobre candidaturas y demás negociados llegado el momento procesal oportuno. Y entonces puede ocurrir, por ejemplo, y solo es un ejemplo, que esa izquierda canaria que quede presente a Román al Cabildo de Gran Canaria, obtenga cuatro actas (pongamos por caso) y sea cardinal para la conformación del próximo pacto de gobierno de la Casa Palacio de Bravo Murillo. Y el aldeano dirija una consejería como Obras Públicas u otra con peso económico. Y entonces sí, esos mismos empresarios que en la actualidad se conjuran para desterrar a Román, en 2027 lo llamarían para explicarle en persona sus inversiones. La política es así. Juegos de poder.
Aguatona | Miércoles, 14 de Agosto de 2024 a las 09:08:29 horas
Que bonito final para Roman, por cierto y ya que está recuerdale que cuando sea Consejero de Obras Publica, otra vez, que por favor termine con fundamento el Viaducto que como Vicepresidente y Consejero, tambien de Obras Publicas, hace ya 13 años nos dejó, sin final feliz.
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