
Una de las deficiencias de Telde es la falta de taxis. Por el escaso número de licencias otorgadas, por cómo está montado el sistema o por las razones que sea, recordemos que hasta el otro día el sector del taxi montó en cólera con protestas públicas, encontrar un taxi en la ciudad de los faycanes no es tarea tan sencilla. Hagan la prueba. No digamos si encima es ya a deshoras, en zonas menos transitadas o adentrado el atardecer. Hay municipios en Gran Canaria más pequeños poblacionalmente (pensemos en Santa Brígida, por ejemplo) que tienen mucho más a mano disponer de este servicio público que, por un lado, descongestiona el tránsito rodado y, por el otro, ahorra contaminaciones pues desincentiva el uso particular (e individual) para los recorridos cortos.
Sin duda, mejorar la oferta del taxi es una de las asignaturas pendientes en Telde, y desde hace mucho tiempo. No es algo nuevo. Una población superior a los 100.000 mil habitantes (la segunda de la isla), con más de cincuenta barrios, cerca del aeropuerto y a medio camino entre Las Palmas de Gran Canaria y el sur, requiere otras prestaciones en este negociado.
Así las cosas, llegó el domingo de un agosto caluroso y pasado el mediodía, a la hora de la siesta, a una taxista le rompen el cristal y le roban el monedero en su interior. Ocurrió en San José de Las Longueras, enclave de gente sacrificada que ha ido expandiendo el barrio amén de hipotecas pagadas religiosamente y edificaciones propias hechas con sudor. El asunto parece menor, y lo es, robos los hay todos los días en todo el planeta, pero es sintomático pues casa con la degradación del taxi en Telde.
La vecina, que es una trabajadora, perdió la recaudación ganada. A saber si la mañana del domingo compensó o no las horas echadas al volante. Ella sabrá. Pero mientras almorzaba, alguien, puede que más cercano de lo que piensa, le rompió el cristal y asestó el robo. Una ruindad. Mas no contribuye a que terceros se dediquen al taxi en territorio teldense. Y complica, por tanto, que la situación vaya a mejor.
Ojalá sirva como acicate para garantizar la seguridad de los taxistas y, de paso, subsanar las deficiencias referidas que padece Telde al respecto. Enseguida, al amparo de la noticia, se desatan teorías variopintas de todo tipo, culpas vertidas al Gobierno, a Donald Trump o demás personajes singulares y mensajes xenófobos. El contagio al uso que galopa en la esfera digital. Nada que ver con los hechos y, desde luego, con el disgusto de la taxista.
Jose | Martes, 06 de Agosto de 2024 a las 13:26:33 horas
Hola no se trata todo estemos en el aeropuerto no miran mes que estamos no tenemos derecho a coger vacaciones como cualquier ciudadano . Taxi madrugada si para llevar compra mierda y dónde está policía local , ayuntamiento cierra 3 tarde no abre fin de semana , cuando van a viajar o van al médico o coger guaguas que pasa está guagua esperando yo creo que no parada hay gente esperando no se queja , porque coche particular no respeta taxista para parada taxi eso no lo ve políticos , el taxista siempre será puteado parece no tenemos derecho a comer ni descansar o estar con nuestro hijos o nuestra mujeres Aquí todo es trabajar luego terminar cajón la vida muy bonita , hay que recordar por culpa los políticos tuvimos pandemia quien estuvo calle arriesgando la vida pudiendo contagiar con aeropuertos serrados era el taxista
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