
Si el acuerdo entre el PSOE y ERC precisa reformar la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (LOFCA), Carles Puigdemont tendrá la última palabra. Los escaños de Junts en Madrid son determinantes para tal empeño. Sin ellos, no hay manera. Digo esto mientras todavía no está claro el alcance material de lo acordado entre socialistas e independentistas, o una parte de ellos (ERC). Por lo demás, evidentemente ahonda en la federalización del Estado, así que toda la retahíla de que se rompe la unidad patria decae, tan solo se explora una fórmula histórica de reconocimiento de España que ya se intentó en los dos últimos siglos. Visiones sobre Españas hay muchas. No solo concurre la mesetaria y unidimensional, que abandera las derechas y barones socialistas al estilo de Emiliano García-Page.
Pedro Sánchez logra normalizar el tema catalán, ir dando carpetazo al ‘procés’. Al menos, por un largo tiempo. Antes o después, volverá: así lo demuestra nuestra historia constitucional. El mismo Sánchez que bendijo la aplicación del artículo 155 en Cataluña que suspendió la autonomía, el mismo Sánchez que antes a eso se presentó en un mitin acompañado por su esposa con una enorme bandera de España como telón de fondo (inusual otrora en los mítines del PSOE), es el que pacta con ERC. Instintos camaleónicos que describen su periplo en el espacio público pero que, a la vez, brinda salidas a las problemáticas sobrevenidas. Cuestión de perspectiva de cada uno.
ERC tiene dos almas: la de izquierdas y la independentista. Y va jugando con una y otra en función de las circunstancias. A buen seguro, es un mérito como organización. Y ahora blande la cara de izquierdas, aunque se vayan a la oposición. Partidos así son también necesarios para que la realidad mute y el sistema político aguante. Son valiosos esos requiebros entre actores que se amoldan al contexto cotidiano.
Federalizar España es bueno. Es federalismo asimétrico. El que defendió en su día el socialista catalán Pasqual Maragall. Y que dentro del PSOE, hasta hace poco, causó quebraderos de cabeza a los cuadros y militantes que lo defendían. Ferraz se imponía. O lo hacía la presión en Madrid de García-Page y perfiles similares que anidan en el interior, en la meseta. Sánchez hace esto con ERC porque no le queda otra. No por convicción. La política manda. Hace falta hacer política. Pero si necesita retocar el texto de la LOFCA, Puigdemont es imprescindible. Y no estará por la labor de investir a Salvador Illa, querrá repetir las elecciones. A ver cómo el PSOE y ERC concretan lo rubricado.
Olga Maria Rivero Santana | Viernes, 02 de Agosto de 2024 a las 11:26:23 horas
Ése es el problema, que "ha normalizado" cosas que hasta hace nada, eran inconstitucionales y en cuanto a lo último, no puede decidir algo que claramenete perjudica al resto, cuando además sabemos qué es lo que "motiva" todas estas abusivas "condiciones": ¡mantenerse el el PODER! El estado de Autonomías está para algo y no se puede permitir que ninguna esté por encima de las otras. El principio de IGUALDAD y SOLIDARIDAD, no se puede "vender" por unos votos, para seguir en.la poltrona a costa de los derechos de los demás.
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