Que no te molesten el café

La polarización ha aumentado considerablemente al alimón de la instantaneidad y las redes sociales. Es verdad que, a su vez, ha expandido la información y ya no hay un puñado de interesados trapicheando con las noticias, pero en el océano hay de todo. Lo que ocurre es que este magma de oportunidades lo aprovecha la extrema derecha para difundir sus bulos. Una legión de militantes digitalizados envía de teléfono móvil en teléfono móvil la ocurrencia del cuñado, la falsedad de un digital de medio pelo y demás menesteres de la confusión que a saber quién los creo. Sin contraste, sin periodismo. Y a esto hay que unirle la crisis de los medios de comunicación que ejercían su labor de intermediación y, por tanto, de moderación del debate. Esto se ha perdido.

Cuñados, primos y parientes lejanos desarrollan su labor militante en su móvil con sus contactos. Y entonces estás una tarde tranquilamente tomándote un café y te salta el teléfono la entrada del que te envía una ‘noticia’ de Venezuela, la última invención sobre Pedro Sánchez o las supuestas cosas que acontecen en Bruselas. Desde luego, tratan de estropearte el cortado. Y piensas si es mejor leer el mensaje y borrarlo (por ser amable) o eliminarlo directamente. Tu familiar o amigo aprovecha el querer estar bien en la relación entre ambos para poco a poco alimentar el instinto xenófobo, antipolítico o lo que se tercie. Es decir, lo que se afane la ultraderecha y el ‘trumpismo’ y sus acólitos a ambos lados del Atlántico. 

Después vienen las elecciones y se constata en España que Vox está a la baja. Que el neofascismo estará presente en el día a día pero no así en la voluntad manifestada en las urnas, que es lo que realmente vale al final en toda democracia. Que toda la metralla cotidiana con sus móviles no tiene su correspondencia en las papeletas escogidas por la ciudadanía. No sabes si queda ahí la cosa o el ejército de cuñados prosigue en la senda de los bulos digitales, allá ellos. Todos los conocemos. Tienen menos poder del que ellos creen o quieren hacer creer. Al neofascismo, ni agua.

Vox es un peligro para la democracia. Usan torticeramente las reglas democráticas para finiquitar la democracia. Propalan la antipolítica porque no les interesa que haya política. Y la política es el único recurso de los que no tienen de todo, de lo que no disponen de posibles. Dicho en plata, de la clase trabajadora, de los menos pudientes. Toca resistir.