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Lunes, 29 de Septiembre de 2025

Actualizada Lunes, 29 de Septiembre de 2025 a las 14:42:34 horas

Caminando hacia la desmemoria (LXXXIV)

Agradeciendo la labor de los que gustan de los parques y jardines

Reflexión del cronista oficial de Telde, Antonio María González Padrón, licenciado en Geografía e Historia

ANTONIO MARÍA GONZÁLEZ PADRÓN 1 Jueves, 01 de Agosto de 2024 Tiempo de lectura: Actualizada Jueves, 01 de Agosto de 2024 a las 20:45:10 horas

En torno a los últimos años finales del siglo XX y los primeros del XXI, nuestra ciudad entró de lleno en un muy grato proceso de ajardinamientos de espacios públicos, ya fueran éstos calles, avenidas, rotondas, pasajes, parques, etc. Esa meritoria labor, plausible desde casi cualquier punto de vista, a excepción de los que siempre ven el mal en todo, fue llevada a cabo por la Concejalía Delegada de Parques, Jardines y Ornato Público del Excmo. y M.I. Ayuntamiento, con un equipo de jardineros y peones dirigidos por don Antonio Benítez Sanabria, a la sazón Concejal de dicha área. Con anterioridad, se había habilitado numerosos alcorques en nuestras principales aceras y plantado diferentes especies arbóreas, que por sí solas cambiaron la imagen de los principales barrios. Los resultados pronto se hicieron notar, pues de una ciudad triste y excesivamente dominada por el hormigón, se trocó por otra, en donde los árboles y las más diversas plantas, tomaban parte importante del entramado urbano.

 

[Img #1002785]Años después y con las sucesivas crisis económicas, gravemente sufridas por nuestro consistorio, llegaron las consabidas rebajas presupuestarias y con ellas el deterioro, cuando no el abandono, de aquellos espacios verdes. Unos se asilvestraron y otros se convirtieron en eriales. En algunas vías los tipos de árboles elegidos no fueron los adecuados por sus crecimientos incontrolados y, entonces se optó por una solución tan necesaria como radical: Talarlos. Al mismo tiempo se anunció que en su lugar se volverían a plantar arbustos de más fácil poda y mantenimiento. Cuestión ésta última que jamás se llevó a cabo, pues muy al contrario se taparon los alcorques o parterres con duras losas de cemento u hormigón, evitando así toda reposición futura de arboleda. Y de paso ahorrándose el Ayuntamiento unos buenos dineros en agua y demás productos de mantenimiento.

 

Esto hasta aquí comentado, sucedió en no pocas calles y, concretamente, en la antigua Real o de León y Castillo, en el centro mismo de la Zona Fundacional de nuestra Ciudad, en donde los famosos y populares naranjos o naranjeros de don Montiano Placeres Torón, fueron restando su presencia de forma paulatina, sin que fuéramos muchos los que pusimos el grito en el Cielo. Allí es evidente la falta de buen gusto de nuestros munícipes y de la empresa encargada del mantenimiento de aquellos bellos ejemplares cítricos, siempre escasos, cargados de cochinilla y otros parásitos a falta de fumigación y extremadamente mal podados.

 

Hace unos meses venimos asistiendo a la restauración paisajística de varios de estos lugares, primando las actuaciones de limpieza, podado y mejora de las plantas allí expuestas. Ejemplo de ello es la renovación visual de algunas que otras rotondas, los parques infantiles de casi todo el municipio y la búsqueda definitiva de solución para el Parque Infantil de Pinocho, al que por fin y siguiendo las directrices de la Unión Europea se le ha librado de todos los elementos punzantes y cortantes, fueran éstos bordillos de lava o cactus de diferente denominación. Era del todo irracional que un espacio público, especialmente concebido para los juegos de los más pequeños, estuviera lleno de elementos dañinos.

 

Ciertas calles de Telde-Centro y también de múltiples espacios urbanos del municipio claman por una mayor luminosidad en las horas nocturnas, no solamente para ayudar a los peatones que por allí pasan, sino para colaborar con la vigilancia y control de los amigos de lo ajeno. Una de éstas vías comunica el Barrio de San Juan con Los Llanos de San Gregorio, nos referimos a la calle denominada Inspectora Farmacéutica doña María del Pino Suárez, que sólo está iluminada parcialmente gracias a los anuncios lumínicos de dos grandes firmas comerciales. Ahora, en una decidida y plausible acción del Concejal del Área, don Juan Francisco Artiles Carreño, se nos comunica que, en breve si no ya, se va a adecuar las luminarias para hacer de ese espacio un lugar con óptimas condiciones para viandantes y vehículos rodados.

 

Nuestra ciudad ha crecido sin mesura y yo me atrevería a afirmar que sin coherencia entre sus verdaderas necesidades y las ambiciones de algunos. La mejor tierra para el cultivo fue invadida de forma sistemática con urbanizaciones infradotadas, desde principio de los sesenta hasta el día de hoy. La autoconstrucción fue y es un cáncer que avanza sin quimioterapia. La ciudad y sus múltiples barrios, casi setenta, crece cada fin de semana, cuando la escasa policía local se ve minimizada y desbordada por tantos quehaceres y tan pocos efectivos. Sobrevolar Telde, ciudad y municipio, en algunos puntos de esa maltrecha geografía nos pudiera parecer estar planeando sobre Bosnia-Herzegovina, después de aquellos intensos bombardeos, que la dejaron en la ruina.

 

Estamos llamados a una reconstrucción de nuestro paisaje urbano y del resto del territorio municipal, es lacerante la visión de nuestros otrora campos de labor trocados en campos de minas, en donde éstas se sustituyen por bases de elementos sustentantes para invernaderos, hechas de hormigón, hierro o listones de madera. Así llevamos más de cuarenta años, sin que nadie, ni propietarios, ni administraciones, lleven a cabo una limpieza integral de los mismos. Nuestro buen amigo, el naturalista José Manuel Espiño Meilán, en un reciente artículo nos llama la atención como comunidad sobre la fealdad de éste y otros paisajes, ante el secular abandono de los mismos, es incomprensible que en una isla con tan alto número de desempleados, el Gobierno Regional, el Cabildo o el Ayuntamiento, no hayan sido capaces de llevar a cabo una campaña para erradicar de manera definitiva tanta pertinaz basura. Por mucho que estemos presentes en FITUR (Feria Internacional de Turismo de Madrid) y en otras internacionales como Londres y Berlín, de nada sirve si somos incapaces de restaurar debidamente el paisaje del que hemos vivido y vivimos, antes como agricultores y hoy como atractivo turístico.

 

Invertir en el ornato público, empezando por la limpieza, la ordenación del paisaje, el acrecentamiento y mejora de los espacios verdes y sus pertinentes iluminaciones, hacen de la ciudad un lugar más habitable, confortable y seguro.


 

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