Todo lo que ocurre en Venezuela es mirado con atención desde Canarias. Especialmente, desde Tenerife y las islas orientales, allá emigraron a Caracas mientras en Gran Canaria se hizo a Cuba. Por eso, persisten detalles aún hoy en el que, por ejemplo, las areperas florecen desde hace mucho tiempo en Tenerife, mientras acá (lamentablemente) son difíciles de encontrar. Toda una exquisitez para el paladar.
Dicho esto, que Nicolás Maduro no es Hugo Chávez (1954-2013) es una evidencia; el segundo era un líder, disponía de carisma y, atención, provenía de la academia militar. De ahí, que se enfrentara a Carlos Andrés Pérez cuando la intentona golpista. Chávez era un militar ideologizado (con cierta teoría incorporada en las lecturas) y su ascenso al poder iluminó a la izquierda durante un largo ciclo. Mantener ese modelo social, opuesto al ‘caracazo’, cuando el precio del petróleo no acompaña, no es nada fácil. Estados Unidos sigue considerando que América del Sur es su patio trasero; lo sufre Cuba y también Venezuela.
Hay que reclamar la mayor transparencia en el proceso electoral. Y también acatar el veredicto ciudadano en las urnas. Venezuela está dividida en dos bloques irreconciliables. Y desinflamar esta pugna en la calle no es sencillo. Lo normal es que el revuelo siga unos días y Maduro, que tiene trienios, aguantará. Qué malo es cuando no hay puentes ni lugares comunes que acerquen posiciones. Las democracias de extremos no son buenas. Pero tenemos que partir de la base de la elevada desigualdad social que arrastra Venezuela desde hace décadas. Y allí el sistema bipartidista, atrofiado de corrupción, no valió. Chávez no nace de la nada.
Encima, desde España se insufla el conflicto en un sentido u otro. Es como si quisiéramos hacer de Venezuela una extrapolación de lo que acontece en nuestro país. No era causalidad asociar el nacimiento de Podemos a Venezuela, una consigna repetida machaconamente una jornada tras otra. Y tampoco lo es actualmente querer allá meter cuchara desde Madrid. En vez de ayudar parece que lo empeora todo.
Por su lado, José Luis Rodríguez Zapatero ha ejercido un papel de mediador que solo le ha acarreado críticas patrias. Podía haber optado por lo fácil, el retiro plácido, pero prefiere seguir ayudando. Y el que ayuda, el que actúa, puede acertar y equivocarse. En Venezuela se debaten los dos arquetipos de la política suramericana, siendo Argentina la otra cara de la moneda. Lo malo es que en Europa los extremos asimismo están ganando terreno. Pierde la centralidad.
LGS Telde | Jueves, 01 de Agosto de 2024 a las 11:03:08 horas
¿En serio cree usted que el ascenso de Hugo Chávez al poder iluminó a la izquierda?
Qué fácil es hablar de Venezuela cuando no se sufre en ella.
Será que usted estaría próximo al régimen y viviría de lujo a su costa.
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