Amigos lectores-as, les confieso que el gran santo Carlos de Foucauld siempre me ha llamado la atención por su vida de servicio a los demás. Este gran hombre nació en Estrasburgo el 15 de septiembre de 1858 y falleció el 1 de diciembre de 1916 en África, Tamanrasset, donde dio su vida por los pobres.
Sí, fue en el año 1876 cuando él ingresó en la Academia de Oficiales de Saint-Cyr y luego, e en el 1882, se embarcó en la exploración de Marruecos haciéndose pasar por judío y que fue en el año 1886 cuando él se volvió una persona espiritualmente muy inquieta diciendo en su oración: «Dios mío, si existes, haz que yo te conozca.”
Carlos de Foucauld recibió el sacerdocio en Viviers el 9 de Junio de 1901, y entonces él decidió vivir en Béni Abbès, con los Bereberes en el Sahara argelino, para así conocer mejor a los Tuaregs, estudiando su cultura durante más de 12 años.
Les recuerdo que este gran hombre fue asesinado en la puerta de su Ermita, en el Sahara argelino, el 1 de diciembre de 1916, y que el 15 de mayo del año 2022 fue canonizado por nuestro Papa Francisco.
Amigos lectores-as, les invito a rezar despacio su preciosa Oración de abandono, que condensa su espiritualidad que dice así: “Padre mío, me pongo en tus manos. Padre mío, me confío y me abandono a ti. Padre mío, haz de mí lo que te plazca. Sea lo que sea y lo que hagas de mí, te lo agradezco. Gracias por todo. Estoy dispuesto a todo; lo acepto todo y te doy gracias por todo con tal que tu Voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas.”
Carlos de Foucauld recibió el sacerdocio en Viviers el 9 de junio de 1901, y entonces él decidió vivir en Béni Abbès, con los Bereberes en el Sahara argelino, para conocer mejor a los Tuaregs, estudiando su cultura durante más de 12 años.
Recordemos que Carlos de Foucauld fue asesinado en la puerta de su Ermita, en el Sahara argelino, el 1 de diciembre de 1916, y que el 15 de mayo del año 2022 fue canonizado por nuestro Papa Francisco.
Amigos lectores-as, les invito a decir despacio su preciosa Oración de abandono, que contiene su espiritualidad que dice así: “Padre mío, me pongo en tus manos. Padre mío, me confío y me abandono a ti. Padre mío, haz de mí lo que te plazca. Sea lo que sea y lo que hagas de mí, te lo agradezco. Gracias por todo. Estoy dispuesto a todo; lo acepto todo y te doy gracias por todo con tal que tu Voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas.”
Amigos lectores-as, hoy termino el escrito pidiéndoles la oración por el compañero sacerdote Pedro Perdomo que falleció ayer, Sábado, a quien despediremos hoy, Domingo, en su pueblo de Firgas. ¡Amigo Pedro, te deseamos un feliz Descanso y gracias por la música que siempre nos regalabas en las misas diarias a las 10 de la mqñqnq en nuestro Hogar Sacerdotal!
Francisco Martel es sacerdote.























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