
Ha sido testigo de mi infancia, juventud y de mi etapa adulta. Me crie junto a esta imagen como faro espiritual y tuve el honor de ser el primer pregonero seglar de sus fiestas, y el segundo de su historia, cuando la Parroquia de San Juan instituyó en tiempos del sacerdote Francisco González la costumbre de anunciar estos fastos marcadamente religiosos. Entonces hice la propuesta, sin mucho éxito, de convertir de las Fiestas del Cristo de Telde en la gran fiesta de la ciudad ,dando cabida a eventos cívicos pero sin restarle un ápice a su profundo contenido religioso.
He palpado durante muchísimos años la atmósfera especial que destila la Basílica de San Juan durante las ceremonias de Bajada y Subida de la venerada efigie modelada por los indios tarascos en el siglo XVI. He vivido escenas de emociones y sentimientos indescriptibles con palabras, porque responden a situaciones personales que escapan al conocimiento humano.
Por ello me ha dolido, y mucho, los términos groseros, producto de la inquina personal y la maledicencia innata, que estos días se han podido escuchar sobre la propuesta institucional de que el Santo Cristo de Telde sea el patrono de la Policía Local, una iniciativa que tiene el valor que se le quiera dar porque esta imagen es ya de por sí el patrono de todos los teldenses, grancanarios y canarios; de toda la comunidad cristiana y también de los que no lo son porque, al margen de creencias individuales, es una joya artística admirada por propios y foráneos.
Ayer, un grupo de devotos encabezados por el que fuera alcalde de esta ciudad durante seis meses, Francisco Santana, expresó su rechazo a esta idea, argumentada y razonada por el Ayuntamiento. Lo hicieron desde el derecho que les asiste a manifestarse públicamente a estos feligreses, algunos de ellos portadores de la imagen en las bajadas y subidas que se celebran cada año en el templo matriz de Telde. Pero cayeron en la descalificación política con términos que se alejan bastante de un análisis sosegado, lo cual no casa con su devoción ni con la fe que dicen profesar por esta efigie, que ha sido siempre una figura simbólica de cohesión social en nuestra ciudad y no fuente de diatribas.
Una imagen que ha contribuido a reforzar el sentimiento de pertenencia a nuestra tierra porque es patrimionio de todos, no solo de sus portadores anuales ni de los que han pregonado ni siquiera de los que la adornan cada año cuando llegan sus fiestas. De todos, sin distinción ni protagonismos.
¿Qué tiene de malo que el Santo Cristo sea el patrono de la Policía Local? ¿Qué tiene de perjudicial que los agentes del cuerpo municipal sientan como suya a esta adorada imagen?
Hoy, el Pleno de Telde debate la propuesta que deberá ser valorada, en su justa medida, por la Parroquia de San Juan y la Diócesis de Canarias, a la que le corresponde abrir los cauces, si lo considera necesario, para consultar a la feligresía y ciudadanía sobre la idea primando siempre todo aquello que se aleje de la grosería y las descalificaciones.
Carmelo Ojeda es catedrático de Geografía e Historia, director de TELDEACTUALIDAD y máster en Comunicación y Perodismo Digital.
Jonathan | Viernes, 26 de Julio de 2024 a las 08:16:52 horas
Pues a mi es algo que no me representa y algo a lo que no tengo ningún sentimiento de pertenencia, llamenlo creencia religiosa o manifestación artística pero no por ello lo tienen que nombrar patrono de la Policia Local si así en el cuerpo lo desean o "mi patrono" sólo por ser teldense, grancanario y canario. ¿Acaso me tienen que meter en el mismo saco sólo por eso? Se equivoca el redactor de este articulo si es lo que pretende cuando tambien tengo derecho a tener otras creencias o incluso a no tener creencias. Sin tener que ser grosero ni nada por el estilo
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