
En apenas una semana se cerrará el curso político, comenzarán las vacaciones y volverá el torbellino de la actualidad en agosto. Siempre fue así, ahora ya no o (para ser precisos) ya no tanto. En la última década y algo más hemos visto que el mes de agosto no es lo que era. Aquello era tan de sosiego, que los gabinetes de prensa dejaban notas (las ‘serpientes de verano’) para ir publicándolas a medida que avanzaba el mes y así nadie se olvidase que estas o aquellas siglas existían. Ese ritmo se ha disipado. Y los veranos (casi) son tan frenéticos como el resto del año.
Sin duda, este 2024 será así cuando estamos a las puertas de los comicios presidenciales en Estados Unidos. Un país donde el actual presidente quiere repetir y, sin embargo, su salud arroja alarmas permanentes de que no le conviene a él, a su partido y, por ende, a su sociedad. Un país donde encima el candidato alternativo acaba de sufrir un atentado que no le ha costado la vida por los pelos. Un país que, para colmo, es la primera potencia mundial y que, nos guste o no, influye mucho en el Viejo Continente. Pero se otea la decadencia.
¿Está en crisis de la democracia? Evidentemente, vivimos un cambio civilizatorio que ya se palpa en el periodismo y en el modelo de los partidos. En el caso de los medios, la instantaneidad impera y, a la postre, ese ritmo de la agenda no es el de antaño. Todo es acelerado. En cuanto a los partidos, cada vez son más cerrados y han tornado en maquinarias electorales sin apenas vida interna entre una cita con las urnas y otra. Y esto último claro que carcome la democracia. Sin participación cotidiana con siglas que hacen de agentes movilizadores, la política decae. Y la democracia depende mucho de la salud que revistan los aparatos de las formaciones.
En estas estamos y seguiremos. Dentro de una década podremos observar los cambios que en el presente atisbamos. Y tendremos la capacidad de percatarnos de la profundidad de los reveses y oportunidades de la misma manera con la que lo atestiguamos este 2024 en relación, por ejemplo, a 2010. Muchas transformaciones en poco tiempo. Será la digitalización, será la espiral creciente de una comunicación cada vez más rápida que, a su vez, activa otras cosas por llegar. Es la velocidad de ese ritmo la que nos impide tener un mínimo de certezas.
Olga Maria Rivero Santana | Lunes, 22 de Julio de 2024 a las 13:32:06 horas
¡Les deseo a todos que tengan un feliz, reparador y reflexivo descanso, que todo éso nos hace mucha falta! ¡Ojalá que se vea reflejado a la Vuelta de la actividad política, con actitudes realmente nuevas y mejores por parte de tod@s.
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