
El domingo pasado fallecía en Cataluña Federico Vidal Grases. Muchos no sabrán quién es y, sin embargo, su obrar incidirá en la vida de cientos de miles de interinos y estatutarios (también en el personal laboral indefinido) de las administraciones. Y es que Federico Vidal fue, ni más ni menos, el juez que elevó al Tribunal de Justicia de la Unión Europa (TJUE) la cuestión prejudicial que dio lugar a la sentencia del 13 de junio de 2024. Un fallo en el que el TJUE le recuerda a España, otra vez, la primera fue el 22 de febrero del año en curso, que no puede tener a su personal en el ámbito público sufriendo el abuso de temporalidad y que no hay indemnizaciones ni procesos selectivos que sirvan como mecanismo corrector, disuasorio y proporcional a este abuso. Por tanto, todo aboca a que la sanción sea la fijeza, más allá de los matices que pudiese dar lugar. Pero fijeza, a fin de cuentas.
Ya estaba jubilado, recientemente, y le quedaba muchos años aún por delante para disfrutar de la vida no profesional. Antes fue el titular del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 17 de Barcelona que reclamó el auxilio del TJUE. Era consciente perfectamente, porque lo vivía a diario, de las inclemencias que soportan los empleados públicos (suelen ser mujeres) víctima de abuso. Trabajan como los que más pero padecen la interinidad permanente porque a los poderes públicos les conviene mantenerlos en precario porque así salen más baratos y no piden derechos.
La reforma laboral de Yolanda Díaz ha bajado considerablemente la temporalidad en el sector privado. Mas falta en lo público. Y es aquí donde José Luis Escrivá sigue desoyendo al TJUE y se mantiene impasible. La bola de nieve de esta problemática seguirá creciendo. Escrivá está causando inconvenientes a Pedro Sánchez pues estamos hablando de alrededor de un millón de afectados que, más sus familias y allegados, son muchos votos. Y en vez de promover y legislar según lo dispuesto por las dos sentencias del TJUE, queda impasible el ministro.
Federico Vidal prácticamente se ha marchado de este mundo en el anonimato. Aunque deja las obras que son, al final, lo que distinguen a las personas. De saquí en adelante ese millón de personas, más o menos, vivirán mejor antes o después gracias a gestos como el de Vidal y, previamente, el de la jueza Begoña Calvet. La sentencia del TJUE, que es vinculante y tiene efectos directos, se conoció el 13 de junio. Federico falleció el 7 de julio. Menos de un mes transcurrió. Eso sí, la alegría no se la quitó nadie.
Jose Maria | Viernes, 12 de Julio de 2024 a las 09:45:33 horas
D. E. P.
Las grandes obras suelen ir precedidas de grandes personas que silenciosamente las hacen y pueden apoyar la cabeza en la almohada satisfechos personalmente de lo ejecutado.
Este Mundo, funciona gracias a esas silenciosas personas. Mi agradecimiento a todas ellas.
Accede para votar (0) (0) Accede para responder