Domínguez y la Armada

Se presume que Manuel Domínguez está en la línea de Alberto Núñez Feijóo. Se prevé igualmente que es un moderado, un centrista al uso que conoce que el PP está llamado a ser un partido de Estado, dispuesto a los grandes consensos, y, por ende, que las extravagancias y el ‘ayusismo’ que irradia la meseta no le conviene a los populares en el resto del país. De hecho, la estrepitosa derrota de los ‘tories’ en el Reino Unido esta semana es una señal para el centroderecha europeo. Este es el marco de la ciudadanía, en su mayoría, sobre lo que piensa en cómo deben los populares desenvolverse.

Pues bien, la ocurrencia (por ser suave) de dirigentes del PP en Madrid brindando argumentalmente por que la Armada en el océano Atlántico patrulle y frene los cayucos y pateras para impedir que lleguen a Canarias, es todo un disparate. Desde luego, supone un mensaje belicista pues, a fin de cuentas, si se llama a la participación de los militares esto conllevará que, antes o después, asome el dilema de si toca disparar o no para contener el fenómeno migratorio.

Ciertamente, es una perorata más bien de Vox o Se Acabó la Fiesta (SALF) que del PP. Y Manuel Domínguez debe anticiparse a que le salpique el fuego amigo de sus correligionarios. Si Domínguez no estampa su propio discurso, otros lo harán por él. Incluso, ya lo han hecho. Si el exalcalde de Los Realejos no tiene la capacidad de adelantarse, no puede ponérselo fácil a Feijóo. Y el gallego lo menos que necesita ahora son problemas.

Si a todo esto le añadimos que Fernando Clavijo y Ángel Víctor Torres tienen la iniciativa de ir de la mano para reformar la Ley de Extranjería, cueste lo que cueste, venciendo resistencias, enseguida suenan las campanas sobre la viabilidad del pacto actual entre CC y PP. Si el PP no ayuda raudo a Domínguez, mal asunto para el realejero. Clavijo necesita que las restantes comunidades autónomas asuman su cuota y faciliten el reparto de menores migrantes (que son personas), y hacerlo cuanto antes. Por tanto, el lagunero ve en Torres un aliado inesperado que, huelga decir, es valioso porque es ministro.

En el cuartel general de Génova no se percatan de lo complicado que se lo están poniendo al vicepresidente de Canarias. Es una derivada más de la tónica de que en la meseta suelen olvidarse de esta tierra. Ocurre periódicamente, con independencia del partido que gobierne. Pero en estos momentos le toca al PP arreglarlo. Y Clavijo no está para dilaciones indebidas (directas o indirectas) de su socio de gobierno. Es fácil entenderlo.