Turcón Ecologistas en Acción organiza el sábado día 13 de julio una nueva arqueoruta. En esta ocasión, se trata de una caminata senderista entre el Valle de San Roque y el Barranco de San Miguel, en Valsequillo.
El itinerario se ha diseñado el objetivo de concienciar, enseñar y recorrer los caminos y valores del territorio de Valsequillo, el Palmeral de San Roque, campanas de agua, mina, yacimientos arqueológicos, árboles singulares, y molinos de agua y para divulgar los antecedentes hidráulicos del barranco de San Miguel.
"Se ha preparado una aventurera, atractiva y sugestiva ruta que pretende alcanzar hitos etnográficos y arqueológicos que atestiguan los usos y costumbres de los antiguos pobladores", explican desde la organización.
El grupo saldrá del Parque Franchy Roca a las 9.00 horas. Y el recorrido, con un nivel de dureza medio, consta de 9 kilómetros a completar en unas 5 horas (sin contar las paradas explicativas ni las de reagrupamiento).
Las inscripciones se podrán realizar entre el lunes 8 de julio y el jueves día 11, enviando un correo electrónico a actividadesturcon@gmail.com. La actividad tiene un coste de 12 euros para las personas socias y de 14 para las queno lo sean.
El Valle de San Roque
El principio de la ruta será el emblemático Palmeral del Valle de San Roque, zona arbórea, que está ocupado por la palmera canaria, lugar abierto donde las palmeras están en los márgenes de los terrenos, con una altitud sobre unos 400 metros sobre el nivel del mar. Enfrente, en el otro margen del Valle, se encuentra un importante acebuchal que conforma a modo de tapiz un paisaje de ensueño. La riqueza de sus aguas, la producción agrícola, y ganadera hicieron que su población se sustentara sin tener que salir del Valle, pues hasta el siglo XIX Valsequillo fue uno de los importantes productores de vino de la isla, destacando el Valle de Casares, entre otros, que dedicaba gran parte de sus tierras al cultivo de la parra.
Atendiendo a la importancia que tenía a la calidad de sus aguas, el manantial del Agua de San Roque fue quien generó riqueza, bienestar, y prosperidad para este pueblo. Este manantial al que ya hace mención el historiador José de Viera y Clavijo en su Diccionario de Historia Natural de Canarias, para cuya publicación se dan dos fechas 1779 y 1810, donde relaciona el número de manantiales de las Islas Canarias, las más notables de Canarias son las de Teror y Telde, según el examen analítico practicado.
En la década de 1940, las aguas de San Roque,y La Ideal, explotadas por Aguas Minerales de Firgas, lideraron el crecimiento de las aguas canarias, llegando a absorber el 90% de la producción en el año 1955. Ni que decir tiene la importante industria sobre la economía del Valle se desarrolla también en el sector agrícola, teniendo como potencial las berreras, y toda la producción de verduras, papas, y frutas de excelente calidad.
Mina de agua de Los Llanetes / La Palomera
Fue ejecutada por la Heredad de la Vega Mayor de Telde a principios del siglo XX y finalizada el 14 de abril de 1914. Sus aguas, en un principio, se conectaron al túnel que por esta época se construyó bajo el cauce principal de la cuenca, para de esta forma transportarlas a Telde junto al resto de la gruesa de otras minas y manantiales. Su fauna subterránea ha sido estudiada por el Grupo de Espeleología Tebexcorade-La Palma37, y más recientemente por la Sociedad Entomológica Canaria Melansi y colaboradores. Además, tiene un informe técnico-hidrológico de 1995 para el registro oficial de captaciones de aguas, según la normativa canaria, cuyo caudal, en ese año, era de 0,47 l/s. El agua se vierte hoy al barranco y permite mantener la pervivencia de una pequeña plantación de ñameras.
Molino de El Laderñon o de Cho Vizcaníno
Uno de los últimos hitos que se visitarán en el itinerario propuesto por Turcón y uno de los últimos molinos de Valsequillo.
Según el cronista oficial de Valsequillo, asegura que la de Los Granados es la segunda infraestructura de este tipo más antigua del municipio, datada en el año 1800. Pero en el pueblo había otros tres molinos de agua, pues entonces el gofio se había convertido en un pilar importante de la economía local desde 1758. En esta fecha se construyó el molino de El Colmenar.
Cuatro molinos hidráulicos funcionaron en Valsequillo; el más antiguo de mediados del siglo XVIII el del Colmenar, los otros molinos son el de Las Casillas, el de Los Mocanes y el del Laderón.
La fuerza de las aguas de los nacientes de Valsequillo movieron las ruedas de estos molinos durante decenas de años, cuando la base de la dieta de los campesinos era el gofio.
En este sentido, el patrimonio histórico de Valsequillo es muy rico, pero los cuatro molinos han cesado su actividad y actualmente están abandonados o reconvertidos en viviendas.
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