En Francia, la izquierda y el ‘macronismo’ se han puesto de acuerdo en retirar candidaturas por las circunscripciones respectivas de cara a frenar a la extrema derecha. La amenaza del partido de Marine Le Pen se siente cercana. Y es entonces cuando te percatas, otra vez, de la importancia del siglo XX. Mientras en tierras galas lucharon contra la ocupación, resistencia mediante, en España tuvimos una larga dictadura que no cayó por sí sola sino que fue sometida a una Transición desigual entre las partes (dictadura y oposición). Todo esto deja huella, luce estela que llega hasta nuestros días. Y eso que la extrema derecha ha sido, incluso así, blanqueada en una parte de la sociedad francesa de forma significativa.
Por desgracia, en España no se ha impuesto un cordón sanitario con Vox. Al contrario, Santiago Abascal y sus correligionarios han ido rubricando pactos (entiéndase con el PP) en consistorios y comunidades autónomas. El virus neofascista, por tanto, penetra en las instituciones, mermando la calidad democrática y los derechos sociales. El fascismo, con todas sus variantes, es eso: instrumentalizar torticeramente la democracia y sus reglas para imponer formatos antidemocráticos. Suena a paradoja, pero es así. Tanto que en Francia, Alemania e Italia estuvo muy presente este peligro durante décadas. A rebufo, nos llegaba algo de esa ola. Y fueron los años en que el PP, al mando de José María Aznar, se esforzaba por centrarse. La economía, boyante entonces, lo facilitaba.
Eran democracias de clases medias. Al contrario, la crisis financiera de 2008 destartaló todo lo ungido tras la Segunda Guerra Mundial. Y el relato antifascista ha ido decayendo hasta irrumpir siglas con pujanza en diferentes parlamentos europeos. Y el próximo domingo los escaños de Marine Le Pen pueden ser los más numerosos en la Asamblea Nacional. Inquieta el silencio de Bruselas al respecto. En vez de animar a proseguir con el cordón sanitario, persiste el silencio del que no quiere meterse en el jaleo. Quizá sea por aquello de respetar la soberanía nacional. Aunque, visto lo visto, la expansión de la extrema derecha ha adquirido tal gravedad, que mantenerse impasible puede que solo lo empeore por parte de las autoridades comunitarias.
Ojalá en España el PP articule un discurso propio, ajeno a Vox y a Se Acabó la Fiesta (SALF). Es lo mejor que le puede ocurrir al sistema del 78. De nada valió el viraje de Manuel Fraga si hoy salen estos partidos populistas que invalidan la democracia.
Olga Maria Rivero Santana | Jueves, 04 de Julio de 2024 a las 10:33:45 horas
"Cordones Sanitarios" según a quién, y según les sean "imprescidibles" a algunos para "asaltar el poder" y/o "perpetuarse" en él. Siguiendo "el símil" relacionado con "la Sanidad", lo que se ha practicado y se sigue practicando, cada vez con más "intensidad" es "la sedación" individual y sobre todo colectiva. Ya saben que sedación no es lo mismo que anestesiar, que ya todo "se andará" y "signos patentes" se van "vislumbrando. Mientras tanto, aparte de "los particulares cordones sanitarios" que unos y otros (DERECHAS e IZQUIERDS) aplican según sus "intereses", las sedaciones parciales" y no digamos nada de "las anestesias colectivas" para "aplicarlas" al pueblo, y así lograr "seleccioner" de la Memoria Histórica, aquellas "partes' que les "conviene" y "anular" las otras. Por éso "distinguen" y "separan" unas atrocidades de otras, o "las borran"; unas "víctmas" de otras, y unos "verdugos" de otros. Cerquita estamos de la "ANESTESIA" total, con las "medidas" que por lo "bajini" y en nombre del BIEN COMÚN de están "colando", sí NO DESPERTAMOS DE UNA VEZ.
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