
Dos hermanas en Barcelona se suicidan al ejecutarse un desahucio. Ocurrió la madrugada del lunes, en las horas previas a que la burocracia llevase a cabo las diligencias pertinentes. Dejaron bien visible en el piso una nota junto al oficio del juzgado, queriendo dejar patente el motivo de la desgracia. Una tenía 64 años, la otra 54. Estaban a mitad de la travesía de la vida. Pero se quedaban sin piso, perdían su techo. Estaban de alquiler. Y eso hoy, visto cómo está el mapa inmobiliario en España, ya es sinónimo de precariedad. Hemos llegado a una salvajada inmobiliaria que, en la actualidad, ser inquilino es vivir o estar próximo a la interinidad vital. Ya es la tónica general. ¿Se acuerdan, por cierto, de la inundación en las ciudades de las viviendas vacacionales para los turistas?
Las dos afectadas (víctimas del sistema) se arrojaron al vacío por un patio interior del edificio. Ellas han tenido que quitarse la vida para que esto (la gente que es despojada de la vivienda) sea noticia. Sin embargo, lo es en la cotidianeidad. Durante los peores años posteriores a la crisis financiera de 2008 los desahucios salían en los telediarios y en portada. Hace un tiempo que no es así. Lo que no significa, todo lo contrario, que esta dura realidad se haya disipado. El salario, disponer de una nómina, no garantiza la entrada a una casa; aunque la alquiles, aunque la pagues a plazos con una hipoteca. Es una de las consecuencias de la proletarización de las clases medias.
Los funcionarios del jugado hicieron lo que les tocaba. El que redactó el oficio y el que lo firmó, jamás pensarían semejante desenlace. Es el sistema, amigos; como diría Rodrigo Rato, ministros sobrados que daban lecciones morales desde la tribuna y que luego han acabado retratados, enfangados. La especulación inmobiliaria es una orgía. La vivienda deja de ser un derecho porque prima su valor de mercado. Dosis neoliberales infectan a la sociedad por cada jornada que pasa. Capitalismo popular ansiado en generar supuesta riqueza para los grandes tenedores y el pequeño propietario.
Cómo llegaron a la decisión de suicidarse las dos hermanas, nunca lo sabremos. Ni tenemos por qué indagarlo. Es decisión suya. Mas menudo trance emocional tuvieron que padecer antes de lanzarse al vacío. No hay alma buena en el mundo que se resista a no apiadarse. Pueden venir con todas las justificaciones burocráticas y de la sociedad de consumo que quieran, que dos personas se han suicidado por no poder pagar el alquiler. No fue para irse de crucero ni a esquiar. Era para tener un lugar donde dormir, donde refugiarse ante una sociedad dominada por injusticias lacerantes.
























Olga Maria Rivero Santana | Miércoles, 03 de Julio de 2024 a las 10:12:48 horas
¡Terrible noticia, donde se conoce un hecho que, lamentablemente, es más frecuente, demasiado frecuente en la actualidad como son los suicidios! En éste caso, se intuye la causa o una de las posibles causas, aunque la totalidad de los problemas y angustias de estás hermanas, sólo las sabrán ellas. La vivienda forma parte de uno de los muchos problemas que tantas personas sufren hoy, que arrastradas por una serie de situaciones encadenadas como son, la falta de un trabajo estable, con un sueldo digno, la pérdida del mismo, como está ocurriendo con los cuerres de pequeñas empresas y pequeños autónomos, la falta de compromiso real de los gobiernos para alcanzar acuerdos para hacer viviendas sociales, controlar las muchísimas viviendas sociales VACÍAS, buscar un sistema más justo con las hiporecas y sobre todo, regular de otro modo los desahucios que practican los bancos, garantizar, de forma justa, el cobro de los alquileres, las okupaciones y los destrozos, pues no siempre estas cosas ocurren porque los inquilinos tengan problemas, hay de todo , por desgracia. Aparte del tema ciertamente grave de la vivienda, no se reduce a ésto y hay muchísimas familias, pasando por verdaderos calvarios, que requieren ¡ya! la actuación de todas las Administraciones. Aquí, la "economía de cohete" será para muy pocos, porque la DURA REALIDAD es otra, entre las citadas, las dolorosas enfermedades mentales, por lo que se lleva pudiendo más recursos. Es un conjunto de situaciones, que se tienen que atajar de forma conjunta.
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