
La mayoría no conocía hasta el domingo por la noche a Alvise Pérez que, en realidad, se llama Luis Pérez Fernández. De una tacada, SALF (Se acabó la fiesta) obtuvo tres eurodiputados y, por tanto, dio la campanada. El efecto sorpresa es mayúsculo. Aunque ya en los comicios europeos de 2014 la irrupción de Podemos y el mantenimiento de Ciudadanos, presagió un cambio de época. Esta vez el bipartidismo dinástico y sistémico (PSOE y PP) se ha recuperado ligeramente con respecto a hace una década pero la tendencia de las candidaturas inauditas certifica el cambio de era en las formas y en el fondo de la cosa pública.
Alvise Pérez ha triunfado sin necesidad de partidos políticos ni medios de comunicación. Gracias a YouTube y las redes sociales hizo su campaña. Y le ha dado frutos abundantes. Es más, lo previsible ahora es que en las próximas encuestas SALF aparezca con más o menos pujanza en el Congreso de los Diputados. Lo que actualmente son tres actas en la Eurocámara, en 2027 podría ser una multitud de concejales y diputados autonómicos, más los representantes en la Cámara Baja en Madrid. Dependerá de cómo aguante la legislatura.
Un ‘influencer’ ha dado el revolcón, amén de la revolución digital. Y las corrientes clásicas, el eje distintivo entre izquierda y derecha, aparentemente se difuminan de cara a la opinión pública. Sin embargo, SALF es populismo de extrema derecha que competirá directamente con Vox y, a la postre, hipotecará al PP. Mala noticia para la democracia. Necesitamos un PP que, cuando le toque gobernar, que antes o después le tocará porque así son las reglas del juego democrático, lo haga sin el virus neofascista, sin hipotecas antidemocráticas.
Todo lo que sube acaba por bajar. Los populismos de todo pelaje salpican a las democracias a ambos lados del Atlántico. Mas SALF tiene recorrido, en principio. Que sea mucho o poco, pasará por su disputa con Vox. Pero lo importante ahora es que, si acaso, Vox era producto de un grupo de personas, de una estructura por mínima que fuese, aunque bien insuflada de recursos, en cambio SALF es una marca personal de alguien que en internet hizo política al margen de los medios de comunicación convencionales. Consigue tres eurodiputados, aparece en la escena estatal desde este momento, presiona al PP y tiene ambiciones. Casi nadie lo vio venir. Y dibuja la fragilidad e inconsistencia de la democracia tal como la hemos conocido durante décadas. SALF será tan combativo como preocupante se antojará sus consecuencias.
Olga Maria Rivero Santana | Jueves, 13 de Junio de 2024 a las 11:56:17 horas
El cansancio y el hartazgo de gran parte de la ciudadanía con la CASTA POLÍTICA, acarrea estas cosas. Lo que puede parecer "imposible" ya vemos que ocurre, y aunque nos sorprenda, además de preocuparnos, muestra lo indicado antes, que saltan " a la palestra fenómenos como éste, y como ha ocurrido con "otras nuevas fuerzas políticas" de igual modo que "irrumpen" en el.panorama político, "desaparecen", aunque "confiar" que pueda ocurrir y seguir actuando igual, es TEMERARIO, pues vemos como otras tantas corrientes extremas, a las que se les daba poco "recorrido", ahí están y además "creciendo".
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