
Finaliza la campaña y se ha hablado más de la mujer de Pedro Sánchez o de las posibilidades de pacto incongruente entre Alberto Núñez Feijóo y Carles Puigdemont que de Europa. Una vez más, estos comicios son marcados por la agenda estatal y todo lo europeo se antoja lejano cuando, en realidad, determina la cotidianeidad de nuestras vidas. La Unión Europea importa mucho más de lo que parece, guste o no. Lo que ocurre es que aún sobrevuela la imagen del proyecto comunitario por el que se regala llaveros y alfombras para el ratón del ordenador de sobremesa en los institutos cuando aquellas vacas gordas de la economía previas a 2008.
¿Esto implica una escasa participación? Lo que sí lo conlleva es que este año los comicios europeos no coinciden con los locales y autonómicos. Cuando esto último acontece, sí hay un efecto arrastre al alza. Y, al igual que se deposita la papeleta al consistorio, cabildo y Parlamento autonómico, se hace lo propio con la Eurocámara. Una institución, por otro lado, al que los populismos tratan de endosar la imagen de oasis bien pagado y repleto de ventajas. Simplemente, la política está mejor reconocida en Bruselas que al sur del viejo Continente. Por no mentar las prácticas protestantes que supuestamente rehúyen las tentaciones de la corrupción.
El domingo, antes de ir a la playa o al campo, destine diez minutos en acudir a su colegio electoral y ejerza el derecho de participación. No hacerlo, te impide luego hablar de política europea durante cinco años. La guerra entre Ucrania y Rusia, el genocidio de Israel contra Palestina, los derechos del pueblo saharaui, la dependencia de Estados Unidos, los fondos e inversiones que estimulan la economía, la estabilidad en el empleo público… son materias que están a la orden del día y que tienen un indudable acento europeo. Además, lo de siempre: si no votas, otros lo harán por ti.
Esperemos que pasado el domingo la convicción de la Europa social quede intacta. Que la extrema derecha no lamine el legado europeo que precisamente nació para no repetir la barbarie de los expansionismos bélicos del nazismo alemán y fascismo italiano. Hoy, los nietos de estos, quieren volver a cargarse la concepción europea de la paz para ejecutar una involución democrática que castigue a los más débiles. La Historia europea del siglo XX es sobradamente conocida; al menos, hasta que la digitalización y las redes sociales no propagaran el consumo de dosis acríticas o cortoplacistas. Una cosa es que la política en Bruselas no enamore y que nadie vaya a morir por los vecinos de otro Estado miembro y otra bien diferente es renegar del proyecto europeo que tanto nos ha aportado.
Marejadas | Viernes, 07 de Junio de 2024 a las 09:05:14 horas
Buenos días , señor, promesa incumplida el cambio de hora, primero 2019 luego 2021 ahora no se saben cuándo , los ciudadano@s vemos qué Europa está lejos de los ciudadanos , Y solemos pensar muchos eurodiputado son aquellos qué estuvieron en el gobierno qué quieren cobrar un buen sueldo con dietas y una próxima jubilación, no cómo el ciudadanos norma no " el ciudadano@s tendrán qué estar hasta los 70 para poder cobrala y para poder mantener a éstos palachines
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