
Telde vive el fin de semana más trágico de los que se puede recordar en años. No hay mayor pecado (y delito) que una persona quite la vida a otra. Ocurrió a plena luz del día, sin alevosía ni nocturnidad, más o menos precipitado u organizado se produce una reyerta y en esas uno mata al otro. ¡Zas!, con arma blanca, y todo se acabó. Todo se entristeció. No hacía falta que cayera la tarde para que, de repente, se hiciera de noche en Telde. Las almas se empequeñecen cuando nos llega la noticia de semejante fatalidad.
Aconteció en el centro de la ciudad de los faycanes. No fue en un barrio de la periferia sujeto a posibles problemas estructurales de naturaleza social. Mientras el tráfico rodaba, las guaguas descargaban y cargaban usuarios, los viandantes cruzaban la avenida principal, mientras todo eso y más ocurría como es lo propio de la rutina, acontecía el asesinato de marras en el parque Arnao.
En un enclave de paz y cultura, junto a una biblioteca, con las esculturas de Luis Arencibia (1946-2021) como testigos, la pelea acabó con una vida. No se recuerda algo similar en Telde, al menos en mucho tiempo. Ha sido determinante la labor ciudadana y, desde luego, la Policía Nacional que enseguida se puso manos a la obra para detener al presunto autor. En jornadas como esta se agradece con mayor ahínco que la ciudad cuente con una comisaría.
Ahora vendrá el juicio. Tras las pesquisas de la investigación, se armará la expectación ciudadana cuando el presunto autor se siente en el banquillo. Pero la vida del otro ya no volverá. En un instante todo se quebró. Y agita la conciencia ciudadana sobre el modelo de convivencia. Al tiempo que, por desgracia, avivará mensajes xenófobos aprovechando el trance para culpar a los inmigrantes de todos los males existentes y por haber. Mensajes cruzados que acrecientan torticeramente la alarma social.
Llevará aún jornadas que Telde recupere la normalidad. Que, poco a poco, el episodio remita en el olvido del tiempo. Dos vidas rotas, dos personas ya la han perdido de una manera u otra. Claro está, la víctima; faltaría más. Pero el que cometió el delito y se vea, antes o después, en la cárcel, acabará también por asumir el desagarro de su propia trayectoria. Y dos familias lejanas que quizá todavía no sepan qué ha sucedido. Dos familias a las que asimismo se les partirá el alma, como le ha sobrevenido a Telde.
Laura | Martes, 04 de Junio de 2024 a las 12:50:18 horas
Señor alcalde me gustaría saber porque no se ha pronunciado sobre este catastrófico acontecimiento ni siquiera para mandarles las condolencias a la familia del fallecido no hablamos de razas hablamos de personas ese chico era un buen chaval a pesar de su situación y ha muerto y aquí nadie ha echo nada si hubiera sido un canario hasta el concierto de chris lebron se suspende pero como es un moro nadie se pronuncia al respecto estoy muy contenta con su gestion juan antonio pero lo que es injusto es injusto!!!
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