
Se enreda la gobernabilidad de Salvador Illa en Cataluña. Carles Puigdemont va a por todas y amaga con retirar el apoyo en Madrid de Junts a Pedro Sánchez. ¿Va en serio? Será en función del periplo judicial que tendrá la aplicación de la ley de amnistía aprobada este jueves en el Congreso de los Diputados, tras el rechazo del Senado. La partida catalana y estatal se juega en paralelo, cuando menos. Si no directamente de manera cruzada. E Illa tendrá una victoria holgada cosechada pero no dispone de mayoría absoluta sin la aquiescencia de ERC. Y Puigdemont se está ganando a ERC desde la misma noche del recuento electoral. La apuesta es fuerte. Puigdemont sabe que para el PSC y Sánchez la salida no es entenderse con el PP y Vox en tierras catalanas.
Hay victorias que caen en la inercia que languidece. Es el parlamentarismo, su juego; hay que respetarlo, la legitimidad es total. En Canarias en 2007 Juan Fernando López Aguilar obtuvo 26 escaños sobre una Cámara cuya composición era de 60. No valió de nada. El pacto entre CC y PP ya estaba hecho. Paulino Rivero fue presidente. Y José Manuel Soria, vicepresidente. La ola socialista aupada desde Madrid por José Luis Rodríguez Zapatero, más el liderazgo de López Aguilar, se disipó.
Madrid es un factor esencial en el tablero político de las comunidades autónomas. Sobre todo, en las nacionalidades donde hay presencia de siglas nacionalistas. Madrid no lo es todo, pero sin Madrid no hay nada en el resto. Ese es el equilibrio de poder. O el sudoku. Y da igual que se proyecte desde el País Vasco, Cataluña o Canarias. Sánchez necesita a Illa de ‘president’. Sacrificarlo es un lujo que no puede permitirse. Implicaría un serio desgaste para el PSOE en el conjunto del Estado. Habría repetición de elecciones catalanas. A eso juega Puigdemont. A forzar otra cita con las urnas.
Las consecuencias en tribunales de la ley de amnistía serán numerosas. Habrá un pulso sobrevenido o tensiones judiciales. A saber. Puigdemont necesita que no haya contratiempos en esta senda judicial. Y esa es la baza de Sánchez. ¿Mejor que la de Puigdemont que es sabedor que en La Moncloa precisan del respaldo de Junts? Es lo que se dirimirá a partir de ahora. Y no se decidirá de un día para otro. Es cuestión de meses. Si acaso de toda la legislatura, dure esta lo que dure.
Olga Maria Rivero Santana | Sábado, 01 de Junio de 2024 a las 12:34:52 horas
¡Ése es el gran problema: la política es un "JUEGO" para la casta política! ¿Que hay que "saltarse las reglas"? pues se las saltan. ¿Que hay que "utilizar" al piueblo como simples "figuras irrelevantes" en las votaciones y luego "desecharlas", pues también. Bueno, sí son capaces de "traicionar" y "sacrificar" sus propias ideologías y valores con tal de mantenerse en el poder, lo hacen y hasta "penalizan" con multas y expulsiones a los que no "traguen", extrañarnos, ya poco. Ésto no es, no puede ser un JUEGO, pues los perjudicados aquí somos los de siempre: el pueblo. ¡Dolo, impotencia y asco total con esta politica del TODO VALE.
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