
El programa ‘El Hormiguero’ forma parte de la oferta con mayor audiencia de Antena 3, sobresaliendo en la franja nocturna de la parrilla televisiva. Es un formato que cala, recurrentemente es noticia, también por algunas maneras de su presentador (Pablo Motos). Con todo, está dirigido a un público que no es precisamente el de centroizquierda, el socialista. Por eso que Motos contase con Felipe González como entrevistado despertó cierta expectación. Desde hace un tiempo, el expresidente del Gobierno es motivo de zozobra en Ferraz al calor de las entrevistas que concede. Su cruzada contra Pedro Sánchez es numantina, al igual que con José Luis Rodríguez Zapatero, y arroja una incomprensión patente entre el electorado progresista.
González lo fue todo en el PSOE. De tal manera, que su larga sombra lo sigue siendo. Es el político que ha tenido más poder en España en el siglo XX; solo le superaría el dictador, Francisco Franco. Por eso Sánchez y Zapatero, inteligentemente, no salen al choque con él. Lo respetan, lo valoran e incluso desprenden la certeza de lo que significa el ‘felipismo’ en el relato emocional socialista. A González, por más que algunos militantes sectarios lo deseasen, en todos los partidos afloran estos ramalazos, cada vez más, no se le puede abrir un expediente disciplinario ni expulsar. El sevillano está por encima del bien y del mal. Y, con razón, nadie podrá bajarle del pedestal.
Ahora bien, ejercer de ‘pepito grillo’ acarreando la figura de exsecretario general del PSOE y exjefe del Ejecutivo (1982-1996) no se sostiene eternamente. Es una reflexión que debería hacer González consigo mismo. Y, no siendo menos, Alfonso Guerra. Sobre todo, el expresidente del Gobierno debe asumir que después de una generación viene otra, tras un legado se superpone otro sin que signifique que sea mejor o peor. Esto lo ha entendido a la perfección Zapatero que, a su vez, le facilitó a Sánchez que siga en La Moncloa tras las últimas elecciones generales.
El González que visitó ‘El Hormiguero’ no es el de 1982. Es otro. E igualmente se dirigió a otra clientela. ¿Le sale rentable? A la larga, no. Porque es una manera, aun sin quererlo, que castra al PSOE, a su PSOE del alma. Más que nada porque lo hace sistemáticamente y él es quien es. Eso sí, Sánchez al asumir el mando en Ferraz distinguió entre el ‘viejo’ y el ‘nuevo’ PSOE. Un error. No darle continuidad en su discurso permite que González disponga, ahora, de patente corso. Aunque también se equivoque.
























Jorge Benito | Sábado, 25 de Mayo de 2024 a las 12:20:58 horas
" No hay peor cuña que la del mismo palo"
No hay peor enemigo de las personas que aquellas de la misma ideología u oficio que -rota la amistad o relación- se transforman en el contrario.
Este personaje, defensor de la clase obrera, ahora con "los bolsillos llenos" reniega de ellos.
¡¡ QUIEN TE VIO Y QUIEN TE VE !! (Patético)
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