Reconocer a Palestina

España, Irlanda y Noruega reconocen al Estado palestino. Es verdad que el reconocimiento por un tercero es lo que es: una formalidad, que no va más allá pues Palestina no controla su propio territorio y no dispone de una estructura de poder propio estabilizado, elementos claves en el Derecho Internacional. Pero políticamente es un gran paso. Ojalá hubiese llegado antes, que no tuviese que haberse producido el genocidio al que asistimos para visualizar este avance que rubricará, en nuestro caso, el Gobierno de Pedro Sánchez. Un acto que acontecerá el 28 de mayo.

En cierta medida, Israel ha perdido. Pasarse como se ha pasado en su reacción al horrible atentado del 7 de octubre de 2023, le supone un coste. Para empezar, este mismo reconocimiento por parte de tres países del Viejo Continente que, a su vez, animará a otros a hacer lo propio. Israel se lo podía haber evitado y, sin embargo, es un efecto contraproducente del genocidio que está ejecutando Benjamín Netanyahu. Militarmente arrasa, diplomáticamente e internacionalmente cada vez más actores le dan la espalda a Israel.

Así las cosas, no hay comunidad internacional que sostenga semejante matanza. Más de 30.000 muertos llevamos; sobre todo, mujeres y niños. Un genocidio en toda regla. Es más, sorprende (para mal) cómo no se actúa mancomunadamente pero el poder histórico de Israel (especialmente, en Estados Unidos) lo impide. Aunque a la Administración Biden, a este ritmo, le puede costar la derrota en las urnas pronto frente a Donald Trump.

Y es eso precisamente, el aterrizaje de Trump en la Casa Blanca, lo que está esperando Benjamín Netanyahu. Solo aguardar unos meses que le daría (aún más) patente de corso. Tanto el genocidio de Israel contra el pueblo palestino como la invasión de Rusia a Ucrania, sufrirían un nuevo giro de mandar Trump en la primera potencia mundial. Un semestre mal contado restaría si la Administración Biden no reacciona. De hecho, las protestas estudiantiles en España y Europa vienen precedidas por la contestación y movilización en los campus universitarios al otro lado del Atlántico.

Cómo los demócratas se dejan escapar el controlar ese descontento en pos de no desairar a Benjamín Netanyahu, cuesta entenderlo desde aquí. De momento, Sánchez ha cumplido (aunque hace años que lo prometió) con el reconocimiento de Palestina. Una medida histórica. Mas el genocidio seguirá. Y nadie detiene militarmente esta atrocidad. La ONU es observada con impotencia, los vetos de Estados Unidos la constriñen. No hay palabras.