
El acoso escolar (bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal, físico o social producido entre estudiantes de forma reiterada, tanto en el aula, como a través de las redes sociales, con el nombre específico de ciberacoso. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en la clase y en los patios escolares.
Hace muy poco tiempo, se conmemoraba la semana de lucha contra el bullying, una vieja lacra cuyas dolorosas y trágicas consecuencias ya conocemos.
¿Por qué tanto tiempo para afrontar con firmeza un mal como éste que tantas víctimas ha dejado en el camino?
Como sabemos, “abusones” han existido siempre y víctimas de sus repugnantes burlas y acoso, también. Pero se han “modernizado” y los “avances tecnológicos” que algunos utilizan para hacer aún más daño, (ciberacoso) les están facilitando todas ésas despreciables prácticas, sintiéndose ahora incluso, más “protegidos” de ser “pillados”, o eso creen.
Uno se pregunta: ¿por qué se dan éstos hechos?
Empezando por los “acosadores”; ¿quiénes son y por qué se convierten en verdaderos verdugos de otros, sus “víctimas”, que posiblemente ni siquiera conocen ni les han hecho nada?
No debemos olvidar que la primera “escuela” no sólo de conocimientos sino sobre todo de valores, es la familia. Una labor muy difícil la que tienen en la educación de la infancia y la adolescencia y desde en la que en principio, se nutre la persona en todos sus aspectos, aunque luego vienen “las amistades peligrosas”.
Aún siendo así, ¿cuántos casos se han dado de jóvenes que recibiendo la misma educación en el seno de su familia, algunos terminan desarrollando esta “patología” tan incomprensible incluso para los suyos?
Del otro lado los que la sufren, ante la impotencia y el desconcierto de sus seres queridos que sienten el dolor, primero de no haber detectado antes por lo que estaban pasando algún hijo o hija y segundo, la sensación de “soledad” con respecto a las Administraciones Públicas y el resto de ciudadanos que “no oyen” “ni ven” sus sufrimientos.
Por eso es que ha tenido que partir de las propias familias afectadas, el organizarse, el alzar la voz y exigir respuestas ante un drama dantesco, que se ha cobrado incluso vidas.
Si duro es para las familias el estar pasando por algo así, en cuánto a ser víctimas de bullying, me parece que tiene que ser horroroso para las familias de los que los causan.
Es hora pues de no dar ni un solo respiro a esta lacra y de implicarnos toda la sociedad.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.49