
1º de Mayo de este año: los ricos, más poderosos, los demás, más precarizados
Según constata, nada menos que, un reciente estudio de FUNCAS -el centro de análisis dedicado a la investigación económica y social de la Obra Social de la asociación bancaria que preside Isidro Fainé Casas, que, también, es presidente de Criteria Caixa y de la Fundación la Caixa- en España forman el núcleo empresarial agrícola, concentra el 70% del total de la producción, un 10% de las explotaciones.
El informe describe la extrema dualidad existente en la agricultura española: por un lado, la mitad de las explotaciones son de pequeño tamaño, con un peso productivo residual y con precarios niveles de productividad; y por el otro, hay un grupo minoritario que, con solo una fracción de las unidades productivas, obtiene tasas de beneficios y niveles de productividad muy altos, homologables a los de Alemania y Francia. Y con unos costes salariales mucho más bajos que disparan la competitividad de nuestro sector primario. La diferencia, desde luego, no es poca cosa: en comparación con Italia, la productividad en España es un 30% más elevada y los salarios, un 40% más bajos.
El informe afirma no haber encontrado evidencia empírica sobre las razones del aumento desorbitado de los precios de los alimentos que ha afectado al consumo en nuestro país y sobre la responsabilidad de los productores agrarios y los agentes intermedios de la cadena de ello. Y concluye que es el impacto climático en la producción y en la demanda de agua, lo que eleva los costes y los precios. Sin embargo, según el último Observatorio de Márgenes Empresariales del Banco de España, resulta que el conjunto de las grandes empresas agrarias aumentó sus márgenes muy por encima del conjunto del sector alimentario en el último semestre del 2023, coincidiendo con un periodo de costes energéticos y de otras materias primas moderados que habían mejorado la rentabilidad.
Lo hicieron, poco antes de las protestas del campo a principios de este año, protagonizadas, mayormente, por pequeños y medianos agricultores, que incluyó hasta conflictos diplomáticos, porque los agricultores franceses bloquearon el transporte de mercancías, mientras acusaban a los españoles de competir a base de bajos sueldos y menores exigencias. Y los españoles, hicieron lo propio con los productos marroquís. Probablemente, todos con parte de razón.
Así, desvelado el misterio, la renta agraria durante el 2023 creció, aún con la sequía, en un año un 11,1%. Y esa mejora de los ingresos se concentró en las patronales de las grandes explotaciones, no llegó a la más de la mitad de las 900.000 explotaciones agrarias en España que apenas superan las 5 hectáreas. Aunque la distribución de alimentos acumula descensos de márgenes desde 2021, también los márgenes de la industria alimentaria suman dos trimestres de mejora ¡Qué no estará pasando en nuestro “paraíso” canario!
Y solo hay que ver los distintos estudios que se hacen -eso sí, leyendo entre líneas y críticamente- para comprobar que en nuestro Estado la cadena de precariedad está cronificada. El Instituto Nacional de Estadística también lo registra: el salario medio en los trabajos cualificados solo llega a los 1.570 euros mensuales; el de las labores agrícolas, baja a unos 1.400 euros brutos al mes; y en la hostelería y los trabajos del hogar, los sueldos son aún más bajos que en la agricultura.
Con una dualización económica que no deja de extremarse y con la inflación provocada por el aumento de los márgenes de beneficios empresariales, hay motivos de sobra para protestar mañana, que es 1º de mayo.
Xavier Aparici es filósofo, emprendedor social y ciudadano de Telde.
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