
Mucho ruido y pocas nueces. Esto ha sido para quien les escribe el resumen de la Feria del libro de Telde. Aunque para organizadores como Gestel (¿Cuánto nos ha costado el evento?) y sus consejeros, de la editorial Mercurio, que llevaron a todo su elenco de letra heridos, haya sido un éxito. Pero les aseguro que no estuvo exento de polémica.
Mucho tienen que aprender sobre la organización de este tipo de eventos la concejalía de Cultura y su subcontrata Gestel, si quieren que esto sea de verdad la fiesta del libro y no un parque infantil y una repetición monótona de los mismos de siempre.
Hablo bajo la experiencia de quien le escribe, que ya ha estado en algunas ferias (a esta, pese a la invitación, me negué a ir por el horario que me adjudicaron) y solo acudí a la firma de ejemplares de la librería Azahar, una de las pocas librerías de Telde que cuida a sus escritores.
Hablo pues como escritora y como profesora, pues también acudí a la Feria como acompañante de nuestro alumnado, pero con la mala suerte de que la guagua se quedó atrapada durante una hora (una ciudadana incívica aparcó su coche donde no debía) lo que nos hizo llegar a la plaza de San Juan una hora más tarde. A pesar de esto, la organización no tuvo en cuenta este hecho, pues quería meter al alumnado hambriento a hacer un taller, para dar paso a otro centro que venía detrás. Parecía que el éxito redundaba en la cantidad de niños que acudiera al lugar más que al cuidado de los mismos.
Los talleres que se anunciaban fueron todo un chasco, uno de ellos, el de caricaturas, le dieron al alumnado un folio y un par de lápices de colores, mientras unas monitoras que parecían más asustadas que otra cosa, trataban de enseñar en una pizarra los principios básicos de un dibujo de cara (como si no lo supieran).
Bajo un sol tórrido, los estudiantes acudieron a escuchar a un escritor que les hablaba como si fuesen adultos. Decepcionados, los niños querían asistir para escuchar a un supuesto cuenta cuentos que daba espantosos gritos. Este mismo sujeto, un hombre peninsular, (¿Es que no saben que hay magníficos cuentacuentos aquí en canarias?) les gritó y afeó a los niños que quisieran sentarse bajo la carpa (único lugar donde no había sol) mientras las organizadoras se afanaban en impedirles sentarse a escucharlo porque ya el de los gritos estaba por la mitad. Toda la consideración para el señor y ninguna para los niños y niñas que habían esperado pacientemente una hora en la guagua para llegar a la Feria y que tuvieron que pagar dos euros para llegar hasta allí.
Una feria del libro no es una feria de venta de libros, aunque esa sea la finalidad de los libreros y editoriales. Es una feria para celebrar los libros y a sus escritores, que son quienes lo escriben. Les aseguro que a quien de verdad le gusta escribir lo hace aun sabiendo que sus esfuerzos son por amor al arte y no en espera de una compensación material.
Pero hay que cuidar a los escritores locales e insulares. Sé, de buena fuente, que a quienes venían de Lanzarote no se les pagó el pasaje ni siquiera el taxi, mientras que, a algunos peninsulares, pertenecientes a dicha editorial, se les pagó pasaje y estancia. Se echó de menos escritores de Telde, la misma Yaiza Méndez, quien hubiese acudido gratuitamente, denunciaba en las redes que nadie la había llamado para este evento. Tal vez porque no pertenecía a esta editorial ya nombrada o porque se autoedita, a pesar de que tiene a más de cien mil lectores, ya les gustaría a más de una editorial vender esto.
Afortunadamente, Pepe Naranjo fue una maravillosa excepción al cartel de escritores. Hay que ser objetivos, críticos y denunciar lo que se hace mal y, desde luego, ser aconsejados por una única editorial no es éticamente muy recomendable. Si se invita a escritores y críticos de Lanzarote, por ejemplo, hay que saber que deben al menos gestionarle el pasaje y la estancia si fuese necesario, tal como han hecho con algunos escritores de otras islas o peninsulares.
Les recomiendo, para la próxima vez, que atienda a algunas de estas aportaciones: el lugar no fue el más adecuado, no había apenas un espacio donde estar a la sombra. Hay que diferenciar entre espacios para niños y otra para adultos, no este totum revolutum deslucido por la gritería de un cuentacuentos enfebrecido.
Que se cuente con una organización objetiva, donde lo principal sean los escritores y escritoras de diferentes editoriales y no el monopolio y privilegio de una única con todo su cartel de escritores repetidos. Sería conveniente que el Ayuntamiento costease la guagua, al menos a los centros escolares de entornos desfavorecidos. No estaría de más, siendo una feria de Telde, potenciar la producción local e insular; abarcar una temática más amplia, histórica, patrimonial, artística sobre nuestro municipio y, sobre todo, transparencia para saber en qué se gasta el dinero público y en qué medida satisface al ciudadano.
Nieves Rodríguez Rivera es profesora y escritora.
























José Melián | Lunes, 29 de Abril de 2024 a las 14:34:19 horas
El señor Pepe Naranjo no ha presentado ningún libro en este año, fue invitado a presentar a un autor y por el propio autor.
Un poco de respeto y humildad vendría bien. La Feria de Telde de 10
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