
Este mismo lunes Fernando Clavijo giró su discurso, apela a resetear el modelo turístico y, por ende, toda la cascada de consecuencias socioeconómicas que arroja el monocultivo económico de las islas. Ha sido tal el grado de la movilización del sábado, de rotundo éxito, que no puede encastillarse ni un segundo. Por eso, no tenía ningún sentido que Manuel Domínguez rechazara de plano la denominada ecotasa. El pueblo se echó a la calle, y volverá a hacerlo cuantas veces haga falta, porque se trata del sustento del isleño y de la ausencia de oportunidades en nuestra tierra para las generaciones más jóvenes.
Este debate no es partidista. O, para ser exactos, traspasa la trifulca entre partidos. Estamos ante una problemática estructural que atenaza a Canarias y, por ende, se ha ido gestando poco a poco desde hace años. Ha sido el escenario posterior a la pandemia el que lo ha acelerado y urge tomar medidas. Esto no va (o no va solo de eso) de que este u otro Gobierno hizo o dejara de hacer, que también, sino que va mucho más allá. Y por eso se ha instalado el miedo en algunos sectores con poder que observan que se le puede ir de las manos las legítimas demandas ciudadanas.
¿Cuál es el problema de fondo? Que la solución no depende solo del Ejecutivo canario. Clavijo necesitará de Madrid pero también de Bruselas, pensemos en la limitación de la circulación y residencia en el archipiélago que requeriría probablemente del asentimiento de las autoridades europeas. Estas lo entenderán pero requiere previamente organizar el concurso de voluntades públicas desde Canarias.
No estamos ante un ‘Caracazo’ pero lo parece. El sábado pasado se hizo historia. Y se demostró la debilidad institucional cuando el pueblo se manifiesta en la calle. Y como aquí no estamos acostumbrados a hacerlo, pues el impacto es mayor si cabe. El elemento de juventud que hay detrás de la organización y el expandirlo a la península, Londres y Berlín ha sido un acierto.
Clavijo debería convocar a todas las fuerzas políticas, sindicatos de clase y patronal para reunir apoyos y constituir una mesa de trabajo. Con el espaldarazo colectivo se podrá ir más lejos. Pero asimismo tendrá Clavijo que asumir que la subida de los salarios por mucho que lo desee no podrá lograrlo si la patronal se niega en primera instancia. Hace falta más que buenas palabras. El cambio de guion de Clavijo ha sido tan rápido con respecto a lo que defendía hasta el otro día, que es proporcional a la asunción (y temor) de que numerosos extremos por subsanar no están en su área de control. Eso sí, ha entendido el mensaje del pueblo canario. No le queda otra.

























Eugenia | Miércoles, 24 de Abril de 2024 a las 10:40:01 horas
Y los canarios trabajando fuera impresentables
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