
La noche del viernes el Aeropuerto de Gran Canaria se sumió en la alarma del caos desatada por la supuesta aparición de un dron que rondó por sus inmediaciones. Enseguida, la noticia saltó. Madres y padres, abuelas y abuelos, familiares, amigos y demás ciudadanía era apoderaba por el nerviosismo en las terminales al tiempo que algunos intentaban mantener la calma. Las sirenas de los vehículos policiales en la autopista despertaron los peores presagios en los coches que aguardaban su turno en colas cada vez más largas para acceder al recinto. La Policía Local de Telde se puso en marcha para ayudar en todo lo posible. Nadie detectaba con precisión la amenaza. Pasado los temores, Gando pareció la nueva recreación de aquella película titulada ‘Aeropuerto’ (1970), con Burt Lancaster y Dean Martin, entre otros, en el reparto.
Durante casi dos horas, el tráfico aéreo se mantuvo cerrado y se derivaron aviones a otras pistas de aterrizaje de Canarias. Otros vuelos interinsulares tuvieron que retornar a los puntos de partida. Si alguien tuvo la macabra idea de perpetrar una broma, jugó con la seguridad además de causar un trastorno enorme y pérdidas económicas.
Un dron es capaz de poner sobra la mesa la fragilidad de un aeropuerto. Una instalación esencial, para más inri si hablamos de una isla. Y es que el dron ha dejado de ser un pasatiempo o una ayuda para los agentes del orden y rescatadores para tornar asimismo en un elemento más de la guerra. En el conflicto entre Ucrania y Rusia su uso está a la orden del día. También Israel lo aprovecha para sus operaciones contra Palestina.
El protagonismo bélico del dron irá a más. E igualmente será así para los grupos terroristas. Un avión en pleno despegue y aterrizaje está en su instante de mayor vulnerabilidad. De hecho, justo cuando despega es cuando más combustible consume. Y todo esto comporta que habrá que redoblar la vigilancia y prevención en Gando. Sobre todo, si no se averigua quién ejecutó la maldita acción la pasada noche del viernes.
Lo que podría incluso parecer como una anécdota lo acontecido para unos pocos, sobre todo si no lo vivieron en persona en el aeropuerto de Gran Canaria y no sufrieron el percance, no alcanzan a medir las consecuencias de este trance pionero. No recordamos precedentes, al menos cercanos en el tiempo, en los que Gando estuviera casi dos horas cerrado. Y menos con motivo de un dron. Eso sí, activa la alarma de cara al futuro. Es para tomárselo en serio.
Locos | Miércoles, 17 de Abril de 2024 a las 14:42:24 horas
Lo raro es que no han detectado de quién era el dron
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