
Jamás pudimos imaginarnos que Juan Luis Cebrián y el Grupo Prisa acabarían en los juzgados. Cebrián firmó un contrato con el diario ‘The Objective’, que (para entendernos) sus parámetros se ubican entre la oposición venezolana instalada en Madrid y los intereses del barrio de Salamanca, y el conglomerado mediático le ha quitado el título de presidente de honor. Cebrián lo fue todo: primer director de ‘El País’ y presidente del Grupo Prisa. Sin duda, la persona con más influencia periodística en la Villa y Corte durante décadas. Mano derecha de Jesús de Polanco.
Al Cebrián interponer la demanda, el debate jurídico será interesante. Él apela a una supuesta cuestión ideológica. La empresa lo que hará será aludir a una presunta competencia desleal. Valores en pugna: libertad de mercado y derecho fundamental a la libertad de expresión. El Grupo Prisa entendía que Cebrián tenía que haber solicitado el preceptivo permiso para irse a generar entrevistas audiovisuales, la primera por cierto ha sido con Felipe González, a ‘The Objective’.
El problema que acecha a la prensa es que ha reducido su capacidad de carga en la opinión. Hasta hace poco toda cabecera tenía su editorial (un periódico es un prescriptor de la sociedad) que reconocía el lector, pero al menos siempre había un par de firmas periodísticas que no coincidían con dicha línea pero que daba anchuras al rotativo de turno. De hecho, el diario ganaba reconocimiento social al albergar una cierta mirada plural dentro de su abanico editorial natural: socialdemócrata, nacionalista, conservador… Lo que lo distinguiese en sus páginas.
Con la pandemia se acabó esto, dicho sea en términos generales. Y concurre un riesgo palpable donde la prensa ya no es que ostente su legítima línea editorial sino que decae en una inercia unidimensional del pensamiento en la que en vez de línea editorial se practica una especie de fervor ‘hooligan’ por aquellos actores políticos que toma como aliados. Algo que es producto de la debilidad económica de los medios de comunicación que hace que los políticos sepan que los necesitan. Esto, antes o después, es contraproducente para el periódico pues pierde réditos sociales y, por ende, reconocimiento ciudadano. La ganancia de hoy es la pérdida de mañana. El rotativo adelgaza. Excluye el pensamiento y se desparrama la propaganda. Y, desde luego, empobrece la democracia.
Por tanto, al margen de cómo finalice la batalla judicial entre Cebrián y el Grupo Prisa, inimaginable para el sector del periodismo, el presente es el que es. Diversos retos atenazan al gremio. Aunque si pierdes prestigio e independencia financiera, no hay solución posible.
Roberto Lopez | Martes, 09 de Abril de 2024 a las 21:22:02 horas
ha sido siempre y será un del socialismo. El grupo Prisa, El País y la Ser son pura demagogia, hoy ni tan siquiera socialista, sino sanchista, que ya es caer en un pozo de inmundicia imposible de superar por la bajo. A parte de esto y aunque ya han retirado su dudoso articulo del Bilbao de los 80, la próxima vez que hable usted de la Guardia Civil se me pone firme y se me lava la boca con lejía de fregar los pisos. Que sabrá usted del Bilbao de los 80.., allí me hubiera gustado verlo a usted vestidito de verde cargando al hombro ataúdes de compañeros todas las semanas. ¡Que atrevida es la ignorancia y cuan premiada en nuestros tiempos!
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