
Sin identidad no hay conciencia de pueblo. En Gran Canaria históricamente los destellos de la identidad canaria sobresalen con más frecuencia en los pueblos, medianías y ámbito rural que en la capital. Lo que es Las Palmas de Gran Canaria es, casi, como si fuera por su lado, de manera independiente. Hasta el consumo de medios de comunicación es distinto. Y en la sociología electoral reina el bipartidismo frente a las opciones nacionalistas canarias. PSOE y PP se han repartido las mayorías absolutas en el consistorio. Este es el caldo de cultivo tradicional. Pero quedan rincones que, de repente, sorprenden. Y lo hacen tanto, que hasta uno se pregunta si es conveniente mencionarlo por aquello de no despertar recelos de terceros que traten ahora de cargárselos.
Es el caso de del CEIP Iberia (Colegio de Educación Infantil y Primaria) que se encuentra en la calle Profesor Agustín Millares Carlo. En la zona baja de Las Palmas de Gran Canaria, en la parte céntrica alrededor de dependencias oficiales. Y ahí te topas con el mural canario de la foto que ilustra la presente columna. No es algo decorativo. Es un llamamiento a la conciencia, interpela emociones. Un recordatorio oportuno. Un alegato en pos de la identidad canaria que tan difícil es de encontrar en la ciudad. Los murales se están convirtiendo en instrumento identitario político que escapa de los convencionalismos actuales que sustituyen a la represión franquista de antaño.
En Cataluña y País Vasco es normal relucir su identidad. Aquí escasea. La preponderancia mesetaria necesita achicar la esencia canaria para evitar confrontaciones mayores. Y el nacionalismo instrumental que ha predominado en las islas frente al nacionalismo identitario (a saber, esgrimir la diferenciación solo para centrarse en la chequera) ha obviado esta necesidad identitaria del pueblo canario, a pesar de haber gobernado largamente.
Y así, un centro educativo público, un grupo de profesores, tienen la genial idea de fomentar lo nuestro. Aquello que si no lo hacemos nadie lo hará por nosotros. Tan sencillo, tan revolucionario para las mentes: la necesaria descolonización mental de las canarias y canarios. Aún no hemos integrado la herida colonial (la que justifica la conquista) y, por consiguiente, renquea la autoestima y potencialidad del pueblo canario. Sin amor propio, no hay presente ni futuro. Bravo por el CEIP Iberia: un islote identitario en medio de la urbe. Protejámoslo. Defendámoslo. Aplaudamos la iniciativa y que sea emulada por doquier. De lo contrario, el relato dominante mesetario y la globalización borrarán nuestra identidad
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