
Astrid Pérez se acaba de estrenar como presidenta del Parlamento de Canarias, la segunda mujer en ostentar la responsabilidad tras Carolina Darias en lo que llevamos de historia de la autonomía. Procedente de las filas del PP, es una de las figuras en auge del centroderecha isleño.
Es verdad que su primer discurso, ya ungida como presidenta, no fue
el idóneo pues olvidó que se debía al ritual institucional en vez de airear su versión sobre lo que había sido la gobernanza del Pacto de las Flores. Aunque, como suele decirse, nunca el inglés tiene buen principio… En estas está, al alza en una trayectoria política que ahora dependerá de actuar con inteligencia de aquí a 2027. Su paso como máxima representante del Parlamento puede antojarse la catapulta perfecta para metas todavía mayores. Todo dependerá de que proceda con inteligencia, sabedora de que está siendo escrutada desde distintos ángulos.
Es diputada por Lanzarote. Pero sus raíces y familia está en Gran Canaria. Por la labor que desempeña está todas las semanas en Tenerife y, por tanto, tiene a su alcance todos los vericuetos políticos del archipiélago para consolidar un periplo público que puede ir a más. Manuel Domínguez arroja en ella su consideración pues, de lo contrario, el PP no había puesto su nombre sobre la mesa con CC de cara a nombrarla presidenta de la Cámara. Mas Astrid Pérez podrá tener incluso horizontes mayores.
Su reto principal ahora será guiar desde el respeto institucional la renovación de la Audiencia de Cuentas, Consejo Consultivo, Diputación del Común y Comisionado de Transparencia y Acceso a la Información Pública de Canarias, que estarán comprometidos hasta avanzada la siguiente legislatura. Casi todos aguardan nuevos titulares en breve. A su vez, tiene que controlar el diálogo social con las centrales sindicales presentes en el Parlamento y en los mencionados órganos parlamentarios, por aquello de no generar descontentos laborales entre los empleados públicos que sirven a los mismos.
Experiencia no le falta para cumplir con los objetivos. Al contrario, ha pasado por el Cabildo de Lanzarote y ha sido alcaldesa de Arrecife (2019-2023). Por cierto, siendo regidora tuvo que afrontar en 2021 el trance de dos policías locales que propinaron una paliza a dos ciudadanos por el mero hecho de estar grabándoles mientras detenían a un tercero; constituyendo presuntamente un episodio de abuso policial que menoscabó derechos fundamentales. Aquello fue lamentable. Impropio de unos agentes del orden que operan en un Estado de Derecho que caracteriza a la democracia.
En fin, Astrid Pérez torna en protagonista del PP en Canarias que gana enteros. Rige una atalaya institucional esencial. Conoce el Parlamento de antes pues ya había sido diputada. Concentra la atención pública. Y es una de las personas a seguir de cerca en la política canaria de aquí en adelante. Es su ocasión. Esperemos que sepa aprovecharla.
























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