
Que Isabel Díaz Ayuso llame a Pedro Sánchez hijo de puta desde la tribuna de invitados en el Congreso de los Diputados, es grave. Pero más lo es aun lo que le lleva a hacerlo; es muy sintomático. Cuando uno está inmerso en ritmos protocolarios cada semana, y la jefa del Ejecutivo de la comunidad autónoma de Madrid lo está, sabe perfectamente el decoro y el recato que implican numerosos actos que conforman su agenda. Es decir, cuando asiste a los mismos lo hace contrita, frenada. A nadie le gusta meter la pata y menos en medio de la solemnidad del poder. Eso es, por tanto, lo más alarmante: Díaz Ayuso se permite la licencia de insultar a Sánchez, y encima en la misma Cámara Baja. Cuando hace esto, cuando ha llegado a este punto, es que debe sentirse amparada e insuflada por resortes que escapan del control democrático.
Algo se está tambaleando de todo eso cuando su jefe de Gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, ataca a los medios de comunicación. Cuando esto acontece, la amenaza que se siente es real. Cuando un político arroja lo que sea, incluso bulos, contra medios de comunicación y periodistas, es porque está perdiendo la partida.
Evidentemente, todo esto apuntala a Alberto Núñez Feijóo. Pero es una clave interna. Lo preocupante es que Díaz Ayuso crea, no sin fundamentos, que ostenta patente de corso para hacer y deshacer: insultar a representantes públicos (encima del máximo nivel) y acorralar a la prensa. Feijóo sabe que el discurso y estilo de su compañera de partido tiene su foco en Madrid, mas fuera no tiene eco. Díaz Ayuso no tendría éxito traspasando la meseta. Feijóo es gallego y, por ende, se presume otro marco político en su quehacer.
Las victorias electorales de Isabel Díaz Ayuso son incontestables. Mientras haya ‘procés’ y demás retahíla de la antiEspaña propagada convenientemente desde algunos altavoces mediáticos de Madrid, Ayuso cabalgará a su gusto. Aunque, al tiempo, ponga así un techo a su propia formación. Que ella para gobernar no necesite a Vox (porque acapara a su público) implica que el PP no logre socios parlamentarios en el conjunto del Estado.
Si juegas a decir que se rompe España y vas de la mano de Vox o practicas el ‘trumpismo’ como hace Ayuso, tu potencial es el que es. Sin la burguesía vasca y catalana, estás limitado. Hasta Alfonso XIII buscó la complicidad empresarial de Cataluña. A todas estas, si el PP en la era de Mariano Rajoy como líder de la oposición no hubiese recurrido el Estatuto de Autonomía catalán en el Tribunal Constitucional, hoy el panorama sería mucho más tranquilo. Un error de los populares. Y, ahora, Ayuso lo encona para perjuicio de Feijóo.
J.Bautista | Lunes, 25 de Marzo de 2024 a las 16:45:21 horas
Sin embargo este país sigue igual de analfabeto y cateto que cuando Alfonso XIII. Y eso le conviene a la derecha, mucho personal, muy ignorante y así mucha mano de obra barata. Ellos, la derecha para controlar el poder.
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