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Martes, 16 de Diciembre de 2025

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Colaboración

Día Mundial de la Poesía

José Manuel Espiño

JOSÉ MANUEL ESPIÑO MEILÁN Domingo, 24 de Marzo de 2024 Tiempo de lectura: Actualizada Domingo, 24 de Marzo de 2024 a las 19:26:05 horas

En agradecimiento a todos los poetas que han  hecho más dichosa la vida a través de sentimientos, vivencias y emociones expresadas en un hermoso lenguaje: la poesía.

 

Las efemérides sólo sirven para recordarnos aquello que no deberíamos olvidar los restantes días del año. Y ahora, este jueves veintiuno de marzo -un día antes, de madrugada, iniciábase la primavera en este hemisferio norte-, cierro los ojos y son tantos los poetas que inspiraron mi vida, que me acompañaron, que se vuelve ejercicio inútil convocarlos a todos pues muchos de ellos permanecerían en el tintero del olvido, algo para mí imperdonable.

 

Tal hecho no es óbice para que aquí puede expresarles el sentimiento de amor y devoción que les profeso.

 

Es esta la única razón, no existe otra, que de este Olimpo personal tan particular como amplio, acerque aquí y ahora la poesía de cuatro de ellos en una especie de homenaje abierto a una estación florida que no puede iniciar su singladura en un día más perfecto, asistiendo al despertar de las palabras con la varita mágica de la poesía, convirtiéndolas en un universo floral de Primavera, una especie de jardín de las Hespérides en el apasionante mundo de la creación literaria y la belleza.

 

No albergo duda alguna al hecho de comenzar con un mito. Considero así a quien inmortal es, poetisa cuya luz guió, guía y guiará siempre el corazón y espíritu de quienes descubrimos tras sus versos, la emoción de un momento, el dolor de una ausencia, el grito y el amor desesperado, cargado de añoranza, hacia paisajes primarios, primigenios, de antaño, de su infancia, paisajes que utópicos parecen pero reales son, desde la entrañable visión de sus vivencias personales, alumbrando siempre la esperanza de un reencuentro con esa tierra querida -miña terra, meu lar-, recogiendo en sus versos dolorosos recuerdos de instantes que se han ido y le acompañarán siempre. Jamás la palabra morriña adquirió un significado tan profundo.

 

Sea pues María Rosalía Rita de Castro -Rosalía de Castro- la proa que guíe este sencillo artículo. No seré yo, serán sus versos quienes iluminen un día tan señalado y no seré yo, por el respeto y admiración que le profeso, quien traduzca su lengua materna. Le seguirán luego tres poetas que llenan de luz y color este corazoncillo tan mío.

 

Elegí para la ocasión una poesía que habla de una paloma sin nido, desamparada. Su grito desgarrador es para mí, el grito desesperado de millones de personas desplazadas por guerras y hambre. También ellas se encuentran sin casa, sin nido y la mayoría de las veces, también sin esperanza..

Por montes e campías

camiños e espranadas,

ven unha pomba soia,

soia de rama en rama.

Síguena as probes crías,

sedentas e cansadas,

sin que alimento atope

para darlles a bicada.

Trai manchadalas prumas,

que eran un tempo brancas,

trai muchas e rastreiras

i abatidalas alas.

¡Ai!, probe pomba, un tempo

tan querida e tan branca,

¿ónde vai o teu brilo?...

¿O teu amor, ónde anda?

Rosalía de Castro. Sin niño. De la publicación: Follas novas. Librería y editorial Galí. 1982

 

Admiro la fortaleza de mi segundo poeta elegido para este homenaje. La belleza de sus sonetos, la destreza  manifiesta en el uso de la palabra, la singularidad de su poesía y el profundo dolor por el amor perdido, desconsuelo que desgarra los rincones más profundos del alma. Es mi buen amigo Julio Pérez Tejera. He buscado estos versos como homenaje al Día Mundial de la Poesía.

Ahora que estoy solo, nadie

quiere saber de esta tristeza y que no vale

nadie para llenar este vacío.

Porque la vida entera se me muere,

y aún no he levantado, airado, el gesto

porque no quise estorbarte si te ibas

-aunque sabía que amabas la vida-.

Porque, sin ti, yo soy ahora el muerto.

Porque las fuerzas me faltan, y el motivo

para seguir en esta lucha sin tenerte;

y me siento en los brazos de la muerte,

por más que pueda parecer que vivo.

¿A dónde habré de ir si no me esperas,

que no sea a la noche donde habitas?

Aguardo en cada sueño tus visitas

y no vienes a veces. ¡Si quisieras

hacer de cada noche una mañana

y venir como el sol a visitarme!

Julio Pérez Tejera. De la publicación: “Amorosa presencia”. Editorial Mercurio. 2015.

 

Siguen ahí el tercero y el cuarto, en mi mesilla.

 

Baluartes todo ellos para tiempos difíciles, son también puertas abiertas a la alegría y al sentimiento. Cada uno en su medida, me inspiran en la ayuda y defensa del medioambiente, en mi compromiso diario conmigo y con el mundo y en la alegría de vivir.

 

Que corran pronto doctores,

que no se tarden, que vengan,

que una oruga le ha picado

el tallo a mi hierbabuena

y se me muere de olor

de los pies a la cabeza.

Vé y tráelos en volandas,

aire de piernas ligeras,

que te lo piden por mí

la salvia y la madreselva.

No les des tiempo a afeitarse

ni a mirarse las muñecas

a ver si el día ha salido

por su reloj de pulsera.

Que todas sus verdes hojas

se están poniendo muy yertas

y sus lamentos me están

doliendo en todas las venas.

Decidles que se han prestado

el incienso y la alhucema

a una transfusión de aromas,

si el caso lo requiriera.

Decidles que vengan pronto

a curar mi hierbabuena,

que todo el campo está triste

llorando a su mejor hierba.

Que si se muere, este año

no saldrá la primavera,

ni se casará la alondra,

ni celebrarán su fiesta

los dragos y los arroyos,

los lirios y las hogueras.

Que corran pronto doctores,

que no se tarden, que vengan,

que ya sus hojitas verdes

se están muriendo en mis venas.

Pedro García Cabrera. Alondra a la hierbabuena herida. De la publicación: “A la mar fui por naranjas”. Antología poética. Edirca.1979

 

Allí está la isla

bruñida

por los alisios,

la arena roja

pronuncia

la luz del faro,

pájaros blancos

de orilla

mojan sus labios

en la sal viva

de lava

que se derrumba.

Isla infinita,

hundida

en aguas muertas,

llego como una

tortuga

a tu costado,

busco la sombra

lívida

de tus tormentas,

la estrepitosa

blancura

de tus rompientes.

Ya llego,

Ya estoy llegando.

José Luis González-Ruano. Fin del mundo. De la publicación: “Chelonia en Orchilla y el cuaderno de Tindaya”. Imprenta Tegrarte.1998.

 

José Manuel Espiño es escritor.

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