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Opinión

Una llamada a la justicia y la dignidad

Diego Ojeda

TELDEACTUALIDAD/Telde 13 Domingo, 24 de Marzo de 2024 Tiempo de lectura: Actualizada Domingo, 24 de Marzo de 2024 a las 08:16:19 horas

Celebrando el Día Internacional del Derecho a la Verdad

El 24 de marzo marca una fecha de profundo significado en el calendario de los derechos humanos: el Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con las Violaciones de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas. Instituido por las Naciones Unidas en 2010, este día conmemora un principio fundamental que es esencial para la justicia y la reconciliación en todo el mundo.

 

El derecho a la verdad es intrínseco al derecho a la vida misma. Las violaciones de los derechos humanos y los actos de violencia a menudo van de la mano con el encubrimiento y la negación de la verdad. Reconocer y buscar la verdad es un primer paso crucial hacia la justicia y la reparación para las víctimas, así como para prevenir que tales atrocidades no vuelvan a ocurrir en el futuro.

 

El propósito fundamental de este día es generar conciencia sobre la importancia del derecho a la verdad en el contexto de las violaciones de los derechos humanos. Es un recordatorio de la responsabilidad de los Estados, las instituciones y la sociedad en general de garantizar que se conozca la verdad sobre las injusticias pasadas y presentes, y que se rinda cuentas por ellas.

 

Para celebrar este día de manera significativa, es crucial tomar medidas concretas. Esto puede incluir:

1. Abogar por la implementación efectiva de leyes y mecanismos que garanticen el derecho a la verdad y la justicia para las víctimas de violaciones de derechos humanos.


2. Apoyar a las organizaciones de derechos humanos y a las comunidades afectadas en sus esfuerzos por documentar la verdad y buscar la rendición de cuentas.


3. Participar en eventos, seminarios y actividades que promuevan la conciencia pública sobre la importancia del derecho a la verdad y la memoria histórica.


4. Fomentar el diálogo abierto y el intercambio de experiencias entre las víctimas, los sobrevivientes y la sociedad en su conjunto para promover la reconciliación y la sanación.


5. Educar a las generaciones futuras sobre los horrores del pasado y la importancia de aprender de la historia para construir un futuro más justo y humano.

 

En medio de un panorama global ensombrecido por la violencia y el sufrimiento, es imposible ignorar los trágicos sucesos que están ocurriendo en distintas partes del mundo. Desde la invasión de Rusia a Ucrania hasta el genocidio perpetrado de manera vil por Israel en Gaza y la prolongada guerra en el Sáhara Occidental, estos conflictos nos recuerdan la urgente necesidad de trabajar hacia la paz y la justicia en todas las regiones del planeta.

 

La invasión de Rusia a Ucrania es un flagrante desprecio por la soberanía de un país y una violación de los principios fundamentales del derecho internacional. La agresión militar y la escalada de la violencia solo han exacerbado el sufrimiento de las personas civiles y han sembrado el caos en la región. Es imperativo que la comunidad internacional actúe de manera unida para detener esta violencia y buscar una solución diplomática que respete la integridad territorial de Ucrania y promueva la paz y la estabilidad en la región.

 

Por otro lado, el genocidio en Gaza a manos de Israel ha causado una inmensa pérdida de vidas civiles y una destrucción devastadora. La comunidad internacional debe condenar enérgicamente estas acciones y exigir que se respeten los derechos humanos y se proteja a la población civil en Gaza. Es necesario que se lleve a cabo una investigación imparcial y se haga justicia para las víctimas, así como un esfuerzo concertado para lograr una solución duradera que ponga fin al sufrimiento de todas las partes involucradas. Y desde luego que se trabaje por la proclamación de una Palestina libre y soberana.

 

Además, la prolongada guerra en el Sáhara Occidental ha dejado un rastro de sufrimiento y desplazamiento para miles de personas. Es hora de que se respeten los derechos del pueblo saharaui a la autodeterminación y se encuentre una solución pacífica y duradera al conflicto que garantice la justicia y la dignidad para todas las personas afectadas.

 

La responsabilidad de España en el conflicto del Sáhara es un tema complejo y delicado que requiere una reflexión cuidadosa y objetiva. Durante muchos años, España ejerció control sobre el Sáhara Occidental como potencia colonial, hasta que en 1975 se retiró, dejando el territorio en medio de un conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario, que buscaba la independencia del Sáhara.

 

La forma en que España manejó su retirada y su papel en la descolonización del Sáhara ha sido objeto de críticas y debate. Lo cierto es que España no cumplió en manera alguna con sus obligaciones legales e históricas hacia el pueblo saharaui al no garantizar su derecho a la autodeterminación antes de retirarse del territorio. La manera apresurada y poco clara en que se llevó a cabo la descolonización contribuyó a la situación de conflicto que persiste hasta el día de hoy.

 

Además, España ha sido acusada de no abordar adecuadamente las consecuencias de su legado colonial en el Sáhara, incluida la cuestión de los derechos humanos y el bienestar de la población saharaui. La falta de una postura clara y coherente por parte de España en relación con el conflicto ha sido objeto de críticas tanto a nivel nacional como internacional.

 

Es decisivo que España asuma su responsabilidad histórica y moral en el conflicto del Sáhara y trabaje en colaboración con la comunidad internacional para buscar una solución pacífica y justa que respete los derechos del pueblo saharaui a la autodeterminación. Esto implica el apoyo activo a los esfuerzos de las Naciones Unidas para encontrar una solución política al conflicto y presionar a Marruecos y sus aliados para que respeten los derechos humanos y trabajen hacia una solución que tenga en cuenta la voz del pueblo saharaui y la legalidad internacional.

 

España tiene la responsabilidad de abogar por la justicia y la dignidad para todas las personas afectadas por el conflicto del Sáhara, reconociendo el sufrimiento y la injusticia que han padecido; comprometiéndose a trabajar hacia un futuro de paz y estabilidad en la región.

 

En momentos como estos, es crucial que la comunidad internacional se una en solidaridad y se comprometa a trabajar juntos para poner fin a estos y otros conflictos en nuestro planeta para construir un mundo más pacífico y justo para las generaciones futuras. Debemos rechazar la violencia y la injusticia en todas sus formas y trabajar incansablemente hacia un futuro en el que prevalezcan la paz, la tolerancia y el respeto mutuo. La humanidad no puede permitirse el lujo de quedarse de brazos cruzados ante el sufrimiento de ningún pueblo de la Tierra. Es hora de actuar. Es hora de la paz.

 

En última instancia, el Día Internacional del Derecho a la Verdad nos recuerda que la verdad es un poderoso instrumento de justicia y dignidad. Al celebrar este día, renovamos nuestro compromiso con la verdad, la justicia y los derechos humanos, honrando así la memoria de todas las víctimas y trabajando hacia un mundo donde prevalezca la verdad y la dignidad para todas las personas.

 

 Diego Ojeda es asesor del Cabildo de Gran Canaria y fue concejal de Deportes y Servicios Sociales en el Ayuntamiento de Telde.

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