
En el tramo final de la liga, la Unión Deportiva Las Palmas encaja en casa una derrota muy dolorosa ante el Almería, colista que encima no había sumado ni una victoria en todo lo que llevamos de campeonato. Digerir esto no es fácil, y menos a las puertas de rendir visita al Futbol Club Barcelona; enclave aquel en el que el 1 de octubre de 2017 se empeñó Miguel Ángel Ramírez en que el conjunto isleño compitiera con la bandera española en la zamarra al calor del auge del ‘procés’ y vinculando al club en temas políticos de manera forzada y siendo ajeno al sentir colectivo.
Pero lo más ingrato ayer para Miguel Ángel Ramírez en el recinto de Siete Palmas fue atestiguar que Jonathan Viera era protagonista de la venganza. Viera no era un jugador cualquiera en el conjunto amarillo, era el estandarte del balompié isleño para la afición. Un líder. Un futbolista con calidad y con el estilo propio del canario que acostumbra desde pronto en su forja en la orilla de las playas. Viera se las cobró. No merecía una salida tan indecorosa tras semejante hoja de servicios. En el pulso ganó García Pimienta. Ramírez trató de mediar, sin éxito. Pero se impuso García Pimienta que, todo apunta, en breve abandonará la entidad para probar fortuna en latitudes inglesas o, a poder ser, en el Fútbol Club Barcelona. Mas derrotas como la de este domingo no ayudan en la capital catalana para cotizar al alza.
Vamos, que la próxima temporada la Unión Deportiva Las Palmas ni tendrá a Jonathan Viera ni a García Pimienta. Seguirá Miguel Ángel Ramírez al timón, principal accionista de un club que tendrá que retomar una ruta para consolidarse en la Primera División. El presidente masculla que se está produciendo un distanciamiento creciente de la afición hacia el equipo que preside. Tiene que atajarlo pronto. Y eso requiere que los resultados acompañen y, sobre todo, que el despacho presidencial luzca un criterio claro de qué tipo de entidad desea para representar a Gran Canaria. Los líos judiciales no ayudan, desde luego.
Pepe Mel estaba este domingo como entrenador del Almería. Pepe Mel pasó por la isla sin pena ni gloria, o más bien con penas. No dejó impronta alguna. Fue un entrenador más. García Pimienta dejará un buen recuerdo en cuanto que asegura la permanencia en la máxima categoría. Sin embargo, se marcha. El negocio es el negocio y aspira a otras cotas. Legítimo. Pero queda desnuda la Unión Deportiva Las Palmas que ayer decepcionó, y a lo grande, a la sociedad canaria.
Claudio Sánchez | Lunes, 18 de Marzo de 2024 a las 22:33:16 horas
Eso, eso... sigamos dando al fútbol carácter de algo crítico y fundamental cuando en realidad no debería ser más que entretenimiento superfluo... "Me siento un esclavo en la tierra en la que debería sentirme soberano pero oiga... más importante es que la Unión Deportiva no baje a segunda". Cuando pierde el equipo, perdemos todos, pero cuando gana, el beneficio es para unos pocos.
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