
Más de cuarentea personas disfrutaron este sábado de la ruta senderista que el colectivo ecologista Turcón por las cuevas de Las Huesas y los hornos de cal de El Goro.
Una actividad que forma del programa anual de visitas de Turcón, dentro del proyecto Arqueoruta: un patrimonio a la vista para dar a conocer puntos de interés históricos.
Se trata de una iniciativa divulgativa de educación ambiental y de concienciación para conocer y proteger el rico patrimonio cultura de Gran Canaria.
El grupo completó un itinerario que comenzó en la Montaña de Cueva de Las Huesas y siguió por la Cañada de Las Huesas, cadenas agrícolas de Jarcón; Barranco de Silva: Cueva de grabados, Cañada de El Goro-Cañada de la Sargenta, Aerofaro, La Jardinera (El Goro), Horno de Cal, barranquillo de La Jardinera, barranco de Ojos de Garza, Horno de Cal Cuesta de Los Rubios; y final en la carretera general de El Goro, P.K. 4 de la GC-140.
La ruta tuvo una longitud de 7 kilómetros y se realizó en un tiempo total de cinco horas.
Los participantes conocieron de primera mano, y con las explicaciones del arqueólogo Abel Galindo, las cuevas de Las Huesas, un yacimiento arqueológico repleto de historia situado en lo alto de la montaña del barrio. Sobre una gran plataforma (15x5 metros) se erige esta amplia cueva artificial que cuenta con cuatro accesos, lo que recuerda en gran medida al enclave arqueológico más conocido del municipio como es Cuatro Puertas.
La diferencia es que el de Las Huesas está orientado al sur, mirando hacia Cuatro Puertas, lo que para muchos no es casual y le atribuyen un significado religioso y espiritual (mágico religioso).
"Sobre Cueva de Las Huesas, que tristemente es invisible para la mayoría de los teldenses por la poca promoción que se le ha dado a pesar de valor histórico que posee, la tradición habla de multitud de mirlados encontrados en este lugar, lo que hace presumir que se trata de una cueva funeraria, con la particularidad además de que se ha excavado artificialmente para destinarla de forma expresa para el tratamiento de los difuntos. Un aspecto nada frecuente que le otorga aún más valor a esta joya arqueológica", apuntan desde Turcón.
El arqueólgo Abel Galindo sostiene que "los indígenas no construían de forma aleatoria", por lo que este caso viene a subrayar la rareza de estos parecidos razonables. "El cuadrado" que forma el recinto, "las mismas cuatro puertas idénticas a las que tiene enfrente y las dimensiones incluso son muy similares, todo, en su morfología y modelo constructivo, con cuevas alrededor de los laterales que sirvieron como hábitat", y ya para rematar, el nombre, que podría significar su utilización como "un espacio para el tratamiento funerarios previo a su depósito final".
Galindo invita a hacer un ejercicio de extrapolación a su vecina de enfrente, también en una montaña "privilegiada, con una significación cultual importante que pudo ser un lugar de semejante funcionalidad", aparte de otras ritualidades. No considera, a vista de guirre, que tanta casualidad sea producto de un hecho aleatorio.
En cualquier caso, el arqueólogo destaca el valor de estas estructuras y la enmarca en una vega, la de Telde, que ostenta nada menos que 105 yacimientos arqueológicos, y que en realidad suponen unos 200 sitios, dado que muchos de ellos permanecen agrupados en uno solo, como ocurre en Tara, por poner un ejemplo. De ahí la complejidad de alguno de ellos, con un tradicionalmente considerado faicanato (guanartemato de hecho) que se erigió allí por motivos económicos precisos: "su riqueza natural y agrícola".
"Los indígenas de Gran Canaria", ilustra Abel Galindo, "protagonizan la única cultura de las siete islas canarias que practicaban la agricultura de regadío. En Cruz de Jerez y en el barranco de Silva existe un conjunto de acequias catalogadas y una cisterna, indicios que se unen a crónicas que detallan estas prácticas económicas recogidas por Abreu Galindo o Torriani.
Urge, por tanto, entenderlo, explorarlo, conservarlo, antes de que la frágil toba volcánica de esta cueva excavado en el mismísimo cono de la montaña desaparezca como tantos otros tesoros.
El aerofaro de El Goro. Otro punto de visita fue esta singular estructura ubicada en los llanos de El Goro, con una amplia visión y perspectiva de la costa teldense. Probablemente es de los más antiguos de Canarias. Es propiedad de la aviación militar y se corresponde con parte del sistema de telecomunicaciones que los aviadores tomaban como referencia (señal lumínica) para la ubicación de la pista de Gando. Esta señal o faro, estaba dispuesta en línea recta en relación a el faro marítimo de Arinaga, para definir las coordenadas de localización de Gando. Se mantuvo en funcionamiento hasta 1966.
Finalmente, otro lugar con gran interés patrimonial son los hornos de cal de la zona de El Goro. En total se visitaron hasta 4, comenzando por los hornos de la Cañada de la Sargenta, que son muy antiguos y elaborados con piedra seca del barranco.
El itinerario de la ruta incluía a la visita de los Hornos de Cal de La Jardinera y de la Cuesta de Los Rubios, ubicados en zonas donde existió la materia prima el caliche. Probablemente tiene una antigüedad de más de 100 años, porque tras la segunda guerra mundial y la guerra civil española, en los momentos en los que el país estaba cerrado al comercio internacional, la producción de los hornos de cal canarios alcanzó su punto más álgido.
Esta actividad cuenta con la colaboración de la Consejería de Participación Ciudadana del Cabildo de Gran Canaria y la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias.








































Diego | Sábado, 09 de Marzo de 2024 a las 19:35:35 horas
Muchísimas gracias Abel por la labor silenciosa y discreta que haces. Diemore en segunda fila, sin ánimo de protagonismo
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