Un papelón

Hay misiones imposibles, que suenan a desembarcar en las playas de Normandía para luego salvar al soldado Ryan. Algo así tuvo que pensar Carlos Ester cuando el PP le encomendó hacerse cargo de la organización en Gran Canaria. El diputado pone todo su empeño y recorre los municipios con entusiasmo militante, por lo que el sacrificio personal nadie de los suyos se lo puede negar. Pero el panorama no es el de los populares a partir de mediados de los años noventa cuando esta isla era su feudo, frente al predominio de CC en Tenerife. Entonces, en ambas circunscripciones, el PSOE iba a remolque. Otros tiempos, que eran los de José Manuel Soria y las holgadas victorias en las urnas; como la gloriosa época del clásico Real Madrid que conquistó varias copas de Europa.

Calos Ester sabe lo que son las puñaladas y sinsabores que se estilan dentro de los partidos. Ya en su momento se las trajo con Juan José Cardona. El que fuera alcalde capitalino (2011-2015) no quería contar con él y tuvo Ester que recurrir a Soria para recibir la bendición vaticana y Cardona tuviese que ceder, le gustase o no. Y Carlos Ester se impuso y fue en la lista municipal. Cardona trató de laminarlo y el ahora mandamás popular grancanario jugó hábil sus cartas. Cuídate de tus compañeros de partido, dicen que algo así soltó con sorna Winston Churchill.

El diputado aterriza con mando en plaza en el aparato tras la retirada a una segunda línea de Miguel Jorge Blanco. Este se comprometió con Manuel Domínguez hasta después de las elecciones de 2023 a tomar las riendas orgánicas a la vez que era alcalde satauteño. Hoy lidera la oposición en el Cabildo de Gran Canaria y prefirió hacerse a un lado para concentrarse en su tarea en la Casa Palacio de Bravo Murillo, donde el pacto de izquierdas se le antoja infranqueable.

En fin, Carlos Ester tendrá actualmente que preparar unas siglas para la cita de 2027. Tiene tiempo por delante. Pero prácticamente parte de cero a nivel institucional. A diferencia de los años dorados del exministro Soria, cuando tanto el ayuntamiento capitalino como el cabildo los dominaba el PP, su presencia se ciñe a parcelas escasas en el ámbito municipal. Tendrá que ponerse manos a la obra. Y ayudar a Manuel Domínguez a edificar un discurso propio. Que el PP en las islas no dependa tanto del ritmo estatal y los altibajos de la pugna en el cuadrilátero entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.