
Como si fuera un sirimiri, que moja con disimulo, Manuel Domínguez prosigue su ruta por las islas. El viernes estuvo en Santa Cruz de La Palma, la ‘aldea gala’ de Asier Antona que tiene la capacidad de retransmitir (gracias a las redes sociales) su cotidianeidad prácticamente al instante como regidor. Se mueve como pez en el agua en la farándula cibernética, entre inauguraciones y afectos vecinales. Al líder de los populares le arropó el viceconsejero de Industria, Comercio y Consumo del Gobierno de Canarias, Felipe Afonso El Jaber; un titular en las alineaciones futbolísticas del PP en Gran Canaria. Domínguez busca equilibrios internos en sus nombramientos.
El objetivo del tinerfeño es claro: ir despojándose de su otrora perfil de primer edil de Los Realejos para ir ganando peso autonómico. En política con el mero cargo no basta en numerosas ocasiones. Por muy vicepresidente que seas. De hecho, hay exvicepresidentes en Canarias de los que nadie se acuerda ya. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido; diría Pablo Neruda.
Visitar La Palma para el líder de los populares es recalar en un territorio donde su partido tiene (al menos, en parte) una querencia importante por buscar pactos con el PSOE en detrimento de CC. Todo lo que ocurra en la isla bonita es trasladado sobre la marcha a Fernando Clavijo. Las huestes ‘coalicioneras’, procedentes de tiempos remotos de la estirpe de Antonio Castro Cordobés, el consejero de Obras Públicas que mejoró las carreteras palmeras, son fundamentales para que Clavijo siga teniendo mando en plaza en CC. A lo que fue Agrupación Palmera de Independientes (API), como a Asamblea Majorera, debe contentarla el lagunero.
Manuel Domínguez nació en Venezuela. Y, por ahora, y por su bien político, no emula ese ‘trumpismo’ de Caracas que se ha instalado con pujanza en el barrio de Salamanca de Madrid. Ese discurso, en las islas, no cala. Está condenado al fracaso. En el archipiélago, las estridencias no son aceptadas. De ahí, la escasa presencia de Vox. El mensaje de la extrema derecha no cuaja en esta tierra; y eso que han esgrimido torticeramente el drama migratorio, impasible el ademán.
En Canarias el perfil de Alberto Núñez Feijóo concita mayor aprobación que el de Isabel Díaz Ayuso. Y estas coordenadas son primordiales para que Manuel Domínguez prosiga, con éxito, al mando de los populares en el archipiélago. Un territorio en el que la historia electoral sentencia que aquí hubo aquiescencia por la UCD de Adolfo Suárez, que AP estuvo sujeta a la irrupción del CDS de Lorenzo Olarte y que el PP siempre ha estado siguiéndole el paso a CC. De asumir todo esto o no, dependerá el futuro político de Manuel Domínguez.
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