
Al parecer, Pedro Sánchez ya ha aceptado entregar el control del espacio aéreo del Sáhara Occidental a Marruecos. Y sería a cambio de que Mohamed VI reabra los controles en Ceuta y Melilla. Este era el objetivo del viaje la pasada semana del presidente del Gobierno a Rabat; en base a la información publicada por el diario ‘El Confidencial Digital’. Y, de ahí, su secretismo. Esta entrega ya estaba pactada el año pasado pero las elecciones generales y el calibrar las reacciones de Argelia, lo frenó. Ahora se reapertura el escenario para ceder un control aéreo que se ha hecho siempre desde Canarias.
Toda la política exterior de Sánchez con respecto a Marruecos está sujeta al chantajismo. Rabat cierra el grifo de la presión migratoria si Sánchez abandona al pueblo saharaui. Rabat reabre las aduanas en Ceuta y Melilla si Sánchez entrega el control del espacio aéreo saharaui que se venía haciendo desde las islas. Una tras otra; un dislate.
Sin embargo, ¿cómo Sánchez puede hacer esto si la condición de España como potencia administradora de la colonia no implica tener la propiedad del territorio? Que las torres de control en Canarias dejen de hacer esta tarea, acabará en los tribunales. Lo mismo que los acuerdos pesqueros rubricados que han sido sometidos a la justicia europea y, pendientes de la sentencia que en breve revisará el recurso de las instituciones europeas, ha dado la razón al Frente Polisario.
Por otro lado, el despropósito es enorme en cuanto que el Sáhara Occidental se encuentra en estado de guerra desde 2020. España da un paso controvertido cuando en cualquier instante las escaramuzas pueden dar lugar al empleo de mísiles tierra-aire. No hay manera de darle cauce legal a aquello que no te pertenece; ser potencia administradora a la espera de que se consuma el proceso de descolonización en el Sáhara Occidental no te da patente de corso para entrar en negociaciones o chalaneos con Rabat.
Y toda esta política de Sánchez sucede cuando en el espionaje que sufrió su teléfono móvil a través del programa ‘Pegasus’, estaba detrás Marruecos. Al igual que con los móviles de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Es decir, que espía Marruecos al presidente del Gobierno y encima este entra en la espiral de chantaje permanente que instrumentaliza Rabat con respecto a Madrid. Francia no caería en este juego ni por asomo. Ser países vecinos no implica vivir supeditados. Y todas estas medidas, contrarias al Derecho Internacional, que activa Sánchez generarán nuevos problemas antes o después. Especialmente, en Canarias. Al tiempo.
A. Suarez | Martes, 27 de Febrero de 2024 a las 19:52:09 horas
Que espera usted de alguien que ha demostrado más de una vez que lo único que le importa es ser presidente. Lo sorprendente es el apoyo mediático de este tío. Tve, el pais, la ser, la sexta, esdiario, publico infolibre
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