
Se impone el principio de realidad. El nacionalismo español tiene un tope electoral. Alberto Núñez Feijóo lo comprobó, a su pesar, en las pasadas elecciones generales: de nada le sirvió ser el más votado. Sin Cataluña y País Vasco, no se puede gobernar; una vez que el bipartidismo dinástico y sistémico (PSOE-PP) entró en crisis. Precisamente, fue ese factor plurinacional el que salvó a Pedro Sánchez e hizo que, amén del sistema electoral, PP y Vox no sumasen; ni sumarán. A lo que hay que añadirle que ya ese neoturnismo entre socialistas y populares no brinda las mayorías absolutas de antaño, como la que tuvo José María Aznar en 2000 y Mariano Rajoy en 2011. Y por eso ahora Feijóo mueve ficha, y acepta a Carles Puigdemont como interlocutor.
El nacionalismo catalán (y el vasco) forma parte de la constitución ma
terial de España. Sin el mismo, no hay forma de estabilizar democráticamente nuestro sistema político. Sin Cataluña, solo cabe una idea centralista del Estado que se antoja imposible en unos parámetros democráticos, solo con una dictadura como la ocurrida con Francisco Franco. Y estos límites históricos, de calado estructural, irrumpen y paralizan al líder de los populares.
¿De qué vale convocar manifestaciones domingo tras domingo en contra de la amnistía y todo lo que huela al ‘procés’ si luego estás dispuesto a indultar a los líderes independentistas? Si los indultos los ofrece el PSOE, mal asunto, pero si los rubrica el PP son razón de Estado. El discurso se quiebra. Y Vox tiene ahora munición para un buen rato. Y Sánchez, evidentemente.
Feijóo tenía que haber reconocido su necesidad de tender puentes con el nacionalismo catalán mucho antes. En la actualidad, deshacer lo andado de la mano de la extrema derecha, le cuesta y mucho. Pero la táctica que en 2023 activó el PP fue la que fue: gobernar en ayuntamientos y comunidades autónomas junto a la ultraderecha y encarar así La Moncloa. No obstante, Cataluña y País Vasco se lo impidieron. Justo dos territorios donde el PP es un partido secundario, casi extraparlamentario si me apuran, en consideración a lo que supone en el ámbito estatal.
Sociológicamente para el PP no tiene recorrido ir con Vox. Renegar de la plurinacionalidad de España es contraproducente incluso para los populares, por mucho que su idea territorial sea otra. Empero el nacionalismo español poco más puede dar en cuanto a réditos en las urnas o, mejor dicho, fuera de la meseta, de las dos Castillas… Es lo que hay. No existe eslogan en campaña que desdibuje la historia de España de los dos últimos siglos. Y, bien mirado, a todos (también a la Casa Real) les conviene que Puigdemont retorne cuanto antes en aras de normalizar la crisis territorial. Es un interés prioritario.


























Juan | Martes, 13 de Febrero de 2024 a las 08:37:53 horas
es un indigente intelectual. Está completamente vacío de contenido.. un poco el resumen de lo que son los dirigentes del partido de las gaviotas. No hay más que ver y escuchar a la psicópata de Ayuso.
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