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Primera Plana

Elecciones y partidos

Columna de Rafael Álvarez Gil

RAFAEL ÁLVAREZ Lunes, 12 de Febrero de 2024 Tiempo de lectura: Actualizada Lunes, 12 de Febrero de 2024 a las 06:56:41 horas

Alberto Núñez Feijóo aspira a que las elecciones europeas de junio sean algo similar a los comicios a la Eurocámara de 1994. A saber, victoria holgada del PP sobre el PSOE y anticipo de un cambio de ciclo en el horizonte. Entonces el partido liderado por José María Aznar (Abel Matutes encabezaba la plancha) logró el 40,12% de los votos frente al 30,79% del PSOE. Un año antes, Felipe González había resistido en las urnas y gobernaba con mayoría simple (ya no absoluta), respaldado por CiU. Aznar no encajó la derrota de 1993 y tuvo que esperar a 1996 para acceder a La Moncloa.

 

Ahora bien, este deseo de Feijóo sería (está por ver) más cualitativo que[Img #999251] cuantitativo. Es decir, el bipartidismo no está impoluto; pero en junio habrá claves que arrojarán las urnas. Primero, hay que esperar a las gallegas (18F) y vascas (pendiente de fecha). Obviamente, si Feijóo no logra un buen resultado en las europeas, no digamos ya si pierde el PP el poder en Galicia, el tablero será otro. El PP confía en que al ser los comicios europeos de segundo orden (suele aprovecharse esta ocasión para abstenerse o castigar al que gobierna a modo de aviso y amonestación sabiendo que no se juega el todo por el todo) sea una cita a favor de los populares.

 

La cuestión estriba en cómo queda Vox, por un lado, y la pugna entre Sumar y Unidas Podemos, por el otro. La táctica del PP es laminar a Vox. Arrinconarlo electoralmente este año, dejarlo en mínimos. Ganar el espacio de la moderación reintegrando al electorado de Vox que, no olvidemos, fue una escisión del PP. Por su parte, Unidas Podemos necesita cosechar representación; aunque se dirimirá quién obtiene más votos y escaños, si la plataforma de Yolanda Díaz o Unidas Podemos.

 

Por lo tanto, se otea un posible retorno al sistema de partidos imperante entre 1977 y 1982; salvando las debidas distancias. Esto es, el bipartidismo mal que bien se refuerza (no será lo que fue), Vox y Unidas Podemos se descuelgan y Sumar jugaría el papel del PCE en época de Santiago Carrillo, cuando obtenía en torno a 20 escaños, antes del batacazo de octubre de 1982 y la gran victoria de Felipe González. Estas son las variables, si se plasman o no, a observar en junio.

 

Desde luego, tanto Pedro Sánchez como Feijóo rubricarían volver a un tablero similar al de comienzos de la democracia. Despejaría la crisis sistémica; cuando menos por un tiempo, pendiente del problema territorial catalán. Otra cosa es quién de los dos gana en junio y a qué distancia sobre su adversario. Mas podríamos asistir a una resituación del sistema de partidos. En otras palabras, que el multipartidismo no lo sea tanto, sin la intensidad de la última década.

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