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Caminando hacia la desmemoria (LXII)

Los señores curas párrocos de San Juan Bautista de Telde

Reflexión del cronista oficial de Telde, Antonio María González Padrón, licenciado en Geografía e Historia

ANTONIO MARÍA GONZÁLEZ PADRÓN 2 Viernes, 09 de Febrero de 2024 Tiempo de lectura: Actualizada Viernes, 09 de Febrero de 2024 a las 18:08:48 horas
Imagen de Teodoro Rodríguez, quien fuera párroco de San Juan/TA.Imagen de Teodoro Rodríguez, quien fuera párroco de San Juan/TA.

Tan pronto  concluye la Conquista de la Gran Canaria y ésta se incorpora a la Corona de Castilla, la más importante del Orbe Cristiano, hecho ocurrido el 29 de abril de 1483 (Día de San Pedro Mártir de Verona), la Isla fue dividida en curatos a manera de distritos de la administración eclesiástica.

 

Tres fueron entonces las demarcaciones, a saber: Las Palmas, Gáldar y Telde; todas ellas con Curas Beneficiados a los que socorría económicamente la Corona, a través de unos sueldos fijos. Para llegar a tal dignidad había que presentarse a un concurso oposición (llamémoslo así), pues el honor al que iban a ser elevados no era para menos. Con el tiempo, las situaciones cambiaron. Y concretamente a partir del Concordato de 1851 entre el Reino de España y La Santa Sede, los sacerdotes en su conjunto recibirían un sueldo del Estado Español, en reconocimiento a la deuda contraída por éste a causa de las expropiaciones debidas a la Ley de Desamortización de Mendizábal de 1836.

 

Ya entrado el siglo XX llegó a nuestra Parroquia Matriz de San Juan Ba[Img #1002785]utista, ubicada en la Zona Fundacional de la Ciudad, don Joaquín Romero Rodríguez, quien ejerció como párroco desde 1902 a 1934, quien en su prolongada estancia realizó algunas de las reformas más radicales de nuestro señero templo: Entre otras, construyó las dos torres gemelas de su fachada principal en estilo neogótico, obras dirigidas por el arquitecto diocesano don Laureano Arroyo.

 

A él le siguió, en plena II República, el historiador y Cronista Oficial de la Ciudad Dr. Don Pedro Hernández Benítez (Que desarrollar su labor pastoral desde 1934 hasta 1959), a quien se le deben las primeras grandes investigaciones de nuestros tiempos pretéritos, condensada en su obra magna titulada: Telde, sus valores: Arqueológicos, Históricos, Artísticos y Religiosos,  además de otras monografías de gran interés, así como una leve restauración de la Imagen del Santo Cristo del Altar Mayor, los Frescos que Jesús González Arencibia realizara para el Baptisterio, así como el descubrimiento de la cantería de arcos y vanos de puertas y ventanas, etc.

 

A finales de la década de los cincuenta del siglo XX y hasta 1968, estuvo con nosotros el Dr. Don Juan Artiles Sánchez, natural de Agüimes. Hombre de grandes conocimientos, aplicó con acierto las reformas aportadas por el Concilio Vaticano II, a él se le debe también que la bajada del Santo Cristo se llevara a cabo de manera anual.  Creador del Centro de Ejercicios Espirituales y Retiro conocida como Casa de Bethania. Acercó hasta el Bailadero o Baladero a cientos de personas deseosas de profundizar en la Fé. Sus sermones, jamás apartados ni un ápice de los Dogmas de la Santa Iglesia Católica, fueron referentes para otros muchos sacerdotes.

 

Breve nos pareció el paso por Telde de don Juan Rodríguez Alvarado (1968-1969), cuya inesperada muerte llenó de congoja a toda la feligresía. Este sacerdote de más que notable formación humanística, intentó por todos los medios a su alcance, adaptar su parroquia a las exigencias del Vaticano II, cuestión ésta heredada de su predecesor. Ninguno de ellos lo tuvo nada fácil, debido a la singular naturaleza conservadora de las gentes de San Juan. Criticado por los grupos más tradicionalistas, no contó con los apoyos suficientes entre los más progresistas, por entonces en franca minoría. Todo ello le llevó a un aislamiento personal y a una repentina enfermedad, que si primero mostró su crudeza en lo psíquico, un poco más tarde lo hizo en lo físico. Don Juan, fue hombre de altísimas cualidades cristianas, dedicado a engrandecer la Iglesia a través de la caridad y el amor. Dedicaba muchísimo tiempo a confeccionar sus doctos y catequéticos sermones por lo que recibió muchas veces las felicitaciones más sinceras del Obispo de la Diócesis

 

Una nueva etapa se abría ante nuestros ojos presidida por don Teodoro Rodríguez y Rodríguez, quien llegó a Telde en 1969. Afanado siempre en la labor pastoral y en la recuperación del rico Patrimonio Histórico Artístico de la parroquia y de Telde en su conjunto. A su celo como cuidador del Templo Matriz teldense se le debe más de quince años de labores de restauración, aunque para ello tuviera que invertir dineros propios. La contratación de uno de los mejores canteros de Arucas, hizo posible el hermosísimo zócalo de cantería gris que hoy recorre todo el perímetro interior de la Iglesia de San Juan Bautista. Así mismo, mandó a hacer una serie de peanas de igual material y bellamente decoradas como sostén de algunas esculturas, que a buen resguardo las colocó en el Camarín de la Virgen del Rosario: Su pequeño Museo de Arte Sacro. La restauración de algunas piezas de platería, que por entonces se encontraban en pésimo estado, fue esencial para el decoro de las liturgias. Negoció con éxito la vuelta del Tríptico de Pincel de La Adoración, gentilmente donado por la IV Marquesa del Muni, doña María del Pino León y Castillo-Manrique de Lara.

 

Concentró las tres tradicionales procesiones de Semana Santa en una, calificada de Magna.

 

Su preocupación por el futuro de la Iglesia Conventual de San Francisco, le hizo recabar la ayuda del Gobierno Canario y del Cabildo de Gran Canaria y, al igual que lo había hecho ya con el templo basilical restauró toda su techumbre. A principios de la década anterior, había reedificado  la antigua espadaña franciscana, toda vez que unos vientos huracanados la habían tirado abajo.

 

En otro orden de cosas, a él se le debe la compra de la mitad de la Finca del Convento, propiedad ésta indivisa y compartida por el Obispado de Canarias y la familia Macario. La ilusión de este sacerdote era traer hasta aquí a la Orden Franciscana, en algunas de sus ramas, volviéndole a dar vida, tanto al convento como a su iglesia.

 

Al jubilarse por enfermedad y edad, vivió con sus otros dos hermanos, también sacerdotes, en Las Palmas de Gran Canaria. Sepultado junto a éstos y a sus padres en el Cementerio Católico de El Puerto (La Minilla), sus venerados restos bien merecerían ser trasladados a los pies del Altar Mayor del Templo Basilical, bajo la Imagen del Santo Cristo al que él tanto amó.

 

Desde 1993 hasta 2007, acompañó y animó evangélicamente a la feligresía de San Juan Bautista don Francisco González González, que con maestría elevó la vida parroquial, incidiendo en la catequesis, el decoro y profusión de las misas y demás solemnidades, así como la devoción al Santo Cristo del Altar Mayor, que gracias a sus gestiones se llevó por primera y hasta ahora única vez en Magna Procesión hasta la Santa Iglesia Catedral de Canarias  (Santa Ana). Antes de ello y gracias a sus esfuerzos como administrador parroquial, se restauró en profundidad esta Venerada Imagen (Descubriéndose entonces algunos secretos, que celosamente guardaba su paño púdico). Gracias a su notorio interés por el Arte contenido en la Basilical teldense, promovió también la restauración del Altar Mayor y consiguió, a través de la feligresía, dotar al Trono del Santo Cristo del Altar Mayor de cuatro grandes faroles de plata, que vinieron a dignificar, si aún más se pudiera, la Solemne Procesión de los catorce de septiembre, cuando El Señor de Telde se pasea por las calles de su ciudad.

 

Después de muchos años al frente de la parroquia, en los que no cejó de promover la veneración a la Sagrada Imagen, nos dejó muy a su pesar para marchar a la Villa Episcopal de Agüimes, sin desvinculándose por entero de sus parroquianos, entre los que sigue manteniendo lazos de amistad y familiaridad. Sus gestiones al frente del Templo Basilical le hizo acometer grandes obras de mejora, entre ellas las más notorias fueron la reedificación y rehabilitación de las torres neogóticas de su fachada, que se encontraban en un pésimo estado desde que un viento huracanado desprendiera sus pináculos, hacía ya varios lustros. Asimismo, fue plausible su dedicación al socorro de los más necesitados con una reforma profunda y activa en el servicio de Cáritas, que no sólo atendía a la parroquia de San Juan Bautista sino a todo el municipio teldense.

 

En septiembre de 2009 comienza la etapa de don José María Cabrera Pérez, quien ha estado con todos nosotros, en esta parroquial y en otras del municipio, hasta 2023. Durante su periodo, tuvo que superar situaciones realmente difíciles como fue la pandemia de la Covid-19, tres años de dura prueba para él y para todos sus acólitos. Como todos los párrocos de San Juan deja una profunda huella tras de sí, pues ellos han sido faros y guía de la comunidad cristiana con mayor tradición en el Sureste de Gran Canaria.

 

Ahondando en la labor asistencial de enfermos y personas en riesgo de exclusión social, dedicó su vida pastoral a atraer a estas personas a las múltiples actividades parroquiales. Afable y cariñoso con todos, creó grupos de acción devocional con especial entrega al fomento y difusión de la centenaria devoción al santo Cristo del Altar Mayor. A finales de septiembre, principios de octubre, hemos recibido a nuestro nuevo párroco, don Antonio Juan López González, al que felicitamos por su nombramiento, esperando de él todo lo mejor. Precedido de fama como hombre conciliador y excelente pastor, en los pocos meses que lleva entre nosotros, se ha ganado el cariño de la feligresía. Sus acertadas homilías, el decoro en los cultos, así como su sencillo y cercano trato le auguran un éxito clamoroso para satisfacción personal y mayor Gloria de Dios.

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