Pulmón del sureste

Si algo distingue a Vecindario es su gran red comercial. En el principal enclave poblacional de Santa Lucía de Tirajana, se ha conformado una expansión de comercios inmensa. Los hay de todo tipo: moda, librerías, joyerías, gestorías, servicios jurídicos, dulcerías, gimnasios… No falta de nada. Arrojando una imagen muy distinta a la de hace cuarenta años. Solo es preciso darse una vuelta por la avenida de Canarias y las inmediaciones del Teatro Víctor Jara para percatarse de las enormes posibilidades económicas. Una apuesta por el comercio en el municipio que es necesaria para contrarrestar el rol de ciudad dormitorio para la clase trabajadora canaria del sector hotelero en el sur de la isla. Lejos queda la época de la zafra.

Santa Lucía de Tirajana tiene una dimensión poblacional que la sitúa como tercer municipio de Gran Canaria; por detrás de la capital y de Telde. En torno a 75.000 habitantes y al alza, esto último no significa necesariamente que sea un dato positivo pues ya vemos la problemática de superpoblación que atañe a Gran Canaria y al archipiélago: colapso de carreteras, saturación de servicios públicos y recrudecimiento del precio de la vivienda, tanto para comprar como para alquiler. Una amenaza para un territorio frágil y limitado como el nuestro que urge paliar.

La peatonalización de la avenida de Canarias fue un acierto. Es un ‘campo’ urbano para la descongestión mental que supera incluso la cuestión de las compras. Un lugar en el que pasear, como hacen numerosos tirajaneros, especialmente al comienzo de la jornada o ya cuando cae la tarde. Asistida de terrazas donde tomar algo, no es necesario salir de Santa Lucía de Tirajana para conseguir los bienes y servicios que se tercien.

A diferencia de Agüimes, que cuenta con el polígono industrial de Arinaga, el mayor de Canarias, con todo lo que ello implica, incluida la jugosa recaudación para las arcas municipales, Santa Lucía de Triajana se ha decantado por la terciarización de su economía. Dos municipios colindantes que se complementan al respecto. Y dos modelos económicos que, desde luego, no son fruto de la noche a la mañana sino producto de decisiones públicas que se han ido tomando en décadas.

En Canarias cada vez es más patente que no podemos crecer por crecer. El agotamiento de los recursos naturales al calor del turbocapitalismo es un hecho. Y eso en las islas es así con mayor presión dadas nuestras limitaciones estructurales y la dependencia al turismo que conlleva millones de visitas al año. Vecindario ha aumentado su peso poblacional y económico, sus comercios lo atestiguan. Saber controlarlo es ahora el reto. Que lo ganado no sea contraproducente si no se pone límites, si no le acompasa un modelo de qué Santa Lucía de Tirajana se aspira a medio y largo plazo.