Contra el genocidio

Persiste el diabólico genocidio de Israel contra Palestina. Benjamín Netanyahu actúa libre, por su cuenta y sin responder ante nadie. Incluso, rechaza de plano la solución de los dos estados a convivir territorialmente, en una paz que se antoja lejana en el horizonte mientras el ejército israelí prosigue en una criminal actuación de bombardeos y asesinatos a sangre fría contra el pueblo palestino. No caben equidistancias, no hay licencia para la indiferencia eurocéntrica. La voz del oprimido, la de los palestinos, la de los saharauis, debe ser alzada en clamor de la justicia.

Hoy hay convocada una multitud de manifestaciones y concentraciones tanto en Canarias como en el Estado para rechazar cívicamente la actuación de Israel. La ciudadanía se vuelca en la calle harta del criminal proceder de Benjamín Netanyahu que juega a ganar tiempo. La guerra le beneficia. Detenerla y buscar la paz implica para él ser sentado en el banquillo de la justicia o, cuando menos, ser desahuciado del poder por esa parte de la sociedad israelí que no acepta prolongar esta venganza. No es una legítima defensa. No podemos caer en la deshumanización fruto de la desgana y, por ende, la complicidad por omisión. Hay que presionar en las calles para que los diversos gobiernos europeos redoblen los esfuerzos diplomáticos. También Pedro Sánchez debe, de una vez, reconocer el Estado de Palestina sin esperar a una respuesta orquestada europea que no llegará a son de Ursula von der Leyen. La presidenta de la Comisión Europea fue rauda al respaldar a Benjamín Netanyahu.

Al otro lado del Atlántico, las expectativas electorales de Joe Biden se resienten. Especialmente, entre los más jóvenes. La tibieza frente al conflicto de la Administración demócrata y el veto en el Consejo de Seguridad de la ONU a las peticiones de paz inmediata, chirrían en los campus universitarios y en la ciudadanía progresista que teóricamente le votaría a final de 2024. Si el tiempo corre a favor de Benjamín Netanyahu, lo hace en contra de Joe Biden. Netanyahu aguarda a que Donald Trump gane los comicios presidenciales y así verse aupado, aún más, por el republicano.

El genocidio es atroz. No hay palabras para describir el dolor y sufrimiento del pueblo palestino. La pérdida de vida de las niñas y niños es indescriptible y acumula rabia para las futuras generaciones. No podemos estar impávidos ante el genocidio de Israel sobre Palestina. Hay que detenerlo. No podemos ser espectadores de esta sangría de vidas que desaparecen entre las bombas, el hambre, la falta de medicamentos y la ausencia de dignidad de todo un pueblo. Permitirlo, es dar patente de corso a otras desgracias iguales que vendrán en otras latitudes.