Especulación en Guanarteme

Pocas zonas de Las Palmas de Gran Canaria como Guanarteme muestran tan claramente, y en muy poco tiempo, lo que ha sido el desenfreno urbanístico. Antes, al calor de la burbuja inmobiliaria y el dinero barato de los créditos. Ahora, como objeto de inversión segura que agencia una ganancia a medio plazo. Meter las perras en edificaciones en Guanarteme es un valor para rentistas y especuladores. Lo que conlleva, a todas luces, la paulatina expulsión de los autóctonos.

Hasta hace veinte años, poco más, Guanarteme era algo ajeno a la expansión capitalina. La zona comercial de Mesa y López (con El Corte Inglés en posición de rey) era una especie de muro imaginativo dentro de la ciudad. El final de la playa de Las Canteras, hacia el Auditorio Alfredo Kraus, no tiene nada que ver lo que era con lo que es hoy. Los solares quejumbrosos de antaño y los edificios abandonados era el paisaje de un barrio pegado a la playa que, pronto, despertó el interés urbanístico.

El pasado verano las vecinas y vecinos salieron a la calle en Guanarteme a manifestarse contra el proceso especulativo que ha alzado los precios en la zona de forma inalcanzable para la población local. Resurge una conciencia de barrio, de lo colectivo, que toma forma organizativa para luchar contra una marea de ganancias que lleva un periodo agrandándose. Es una lucha titánica. Imposible de cosechar réditos si no cuenta con la complicidad del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Pero la inquietud vecinal está latente y va a más a medida que se promueven rascacielos y obras sin cesar.

En realidad, lo que subyace en último término es la confrontación sobre qué es la vivienda: ¿un bien de mercado o un derecho ciudadano? Evidentemente, responder uno o lo otro comporta una visión ideológica distinta. Mas la realidad es patente: la vivienda es inaccesible para la mayoría social, especialmente para las generaciones más jóvenes. De hecho, es en el mapa de viviendas (propiedades y alquileres) donde se atestigua con mayor intensidad la desigualdad social creciente en España desde la Gran Recesión de 2008.

Hasta la Transición e inicio de los ochenta pervivía la conciencia colectiva que emergía en los barrios. Todo eso fue luego disipándose al amparo del neoliberalismo y el individualismo atroz que campa a sus anchas en nuestra sociedad. Aunque es la especulación urbanística la que ha laminado del todo ese cosmos del mundo de ayer. El turismo sin control, que encima solo reporta beneficios sustanciales a una minoría, y el juego urbanístico han cercenado a Guanarteme.