Se cierra un año que ha tenido sus momentos buenos a nivel general, pero que en muchos ámbitos ha venido aderezado de gran cantidad de acontecimientos que han llevado a la humanidad a puntos de no retorno ya sean por hechos premeditados o por acontecimientos naturales. Podemos enumerar desde las matanzas de palestinos en Gaza, a la continuación de la guerra de Ucrania, que aparte de las muertes que conlleva, ha supuesto un mazazo para la economía mundial con una crisis irreversible puesto que todos lo que se encarece luego le cuesta mucho bajar.
A ello sumar todas las muertes habidas a causa de fenómenos naturales como los terremotos de Siria o Marruecos o a los grandes incendios habidos en Australia, Canadá, Tenerife, etc.; o al galopante cambio climático producto de los altos niveles contaminantes y la desforestación a nivel global y del que muchos gobiernos promueven un negacionismo que hace que la situación empeore debido a la no adopción de medidas correctoras.
Pero si nos acercamos a nuestro terruño local, también ha supuesto un gran marco de sueños rotos y una gran frustración el devenir político dado que tras 12 años de gobierno de Asba desde 2011 el proyecto está totalmente quemado y si ya en una legislatura Víctor Navarro del Psoe los rescató dándoles mayoría para gobernar en solitario, ahora ha vuelto a ocurrir lo mismo tras las últimas elecciones apareciendo Fabiola Calderín, aunque presentada por CC, a la postre del mismo corte de Asba dado que durante muchos años aplicó sus formas de gobernar.
Muchos ciudadanos de este pueblo tenían todas sus miras puestas en un cambio real en la política local, ya fuera por una mayoría absoluta o por un gobierno de coalición al margen de Asba/Nc, pero una cosa es lo que se predica y otra lo que se practica. Coalición Canaria engatusó a sus electores, a la baja, con un gran cambio, pero que a la postre fue una engañifa total porque dio el apoyo a quien criticaban por activa y por pasiva cuando había una opción clara aceptada por mucho valsequilleros para desbancar a quienes hasta el momento habían hecho de Valsequillo su feudo, actuando en sentido contrario a las necesidades y la realidad de nuestro municipio.
Ya no solo para los valsequilleros y valsequilleras, sino muchos vecinos de otros municipios cuando se refieren a nuestro pueblo lo reconocen como el lugar que está continuamente en fiestas, y no deja de ser cierto porque Asba ha potenciado la consigna de “pan, circo y paellas” para el pueblo obviando de forma descarada e irresponsable muchas necesidades básicas y deteriorando muchos servicios que suponen mejora en el estado del bienestar de muchos conciudadanos. Porque no solo de fiestas vive el hombre, también la buena gestión los hace felices y no es el caso.
Y en este aspecto no existe un resquicio que pueda tener una valoración positiva de cambio por parte de la generalidad de la ciudadanía, porque ese cambio no se ha dado ni se le espera y menos con el pacto de gobierno engendrado, abarcando desde el ámbito político administrativo hasta el de servicios básicos, instalaciones deportivas, desarrollo económico, ejecución de obras públicas, limpieza, etc.
Ya desde los propios órganos de gobierno se produce una disfunción donde la prepotencia y el rodillo son los mecanismos más al uso. Desde no otorgar o cortar la palabra a los intervinientes en los plenos, a no aportar las documentación e información necesaria para que se de una buena fiscalización por parte del resto de los actores políticos, a convocar plenos sin los plazos pertinentes saltándose la ley al respecto, aprobando un presupuesto tardío o unas cuentas fuera de plazo que suponen una retención de tributos por parte de otras entidades o la imposibilidad de hacer alegaciones por parte de la oposición. A todo ello sumar la pérdida de subvenciones por no solicitarse en tiempo y forma o la devolución de dinero por no saber gestionar y activar programas de atención básica a la ciudadanía para su inversión.
Y qué decir de servicios como el de la limpieza donde se permite a la empresa concesionaria todos los incumplimientos habidos y por haber sin que se tomen medidas ni exista un ente de control y coordinación con la misma que evite que los vecinos y vecinas tengamos que vivir muchas veces entre malos olores, basura, vertidos, falta de higienización de contenedores y calles, con los daños para la salud y la imagen que ello supone. Un total despropósito.
Lo de la piscina ya es un expediente X, dado que pasó de un funcionamiento sublime por gestión externa a una gestión pública con las cargas que ello ha supuesto para el servicio y atención de los usuarios. Las ofertas en bienestar y salud han ido en declive y la carencia de personal ya clama al cielo, de tal manera que los horarios se han reducido en horas de afluencia como el medio día, nocturno o fines de semana, sino además que por descanso del personal se cierra en verano y navidades con el perjuicio que ello supone porque son fechas en que diversos estratos de la comunidad requieren de tener operativas las instalaciones para ocupar su tiempo de ocio o sus necesidades de salud. En vez de tanto dinero en fiestas deben derivar a cuestiones como estas los dineros públicos: más personal y más actividades.
Si entramos en el apartado de obras, el complejo de tecnificación deportiva se lleva la palma. Tras más de seis meses de renovación del gobierno local Asba/CC, ni indicios de que esta macro obra vaya a arrancar de nuevo de una vez por todas y que ha supuesto una inversión millonaria sobre la que hay que sobreinvertir casi un millón más por fallos técnicos del proyecto y donde los gobernantes están actuando con total negligencia y connivencia dado que han pasado de pedir responsabilidades y que su única salida va a consistir en invertir nuevas partidas de dinero público que podrían servir para otros fines si velaran por el interés público como sería de recibo.
Aquí también habría que nombrar la ampliación de la piscina que tras casi ocho años ahí continúa parada, la empresa hace y deshace con un fallo de materiales tras otro en rampas, etc., convirtiéndose en la eterna obra que nunca se acaba y aquí no pasa nada. La vida sigue igual.
Por tanto se podría afirmar que se acaba un año para olvidar a nivel de política local, porque a pesar de lo mal que lo estaban haciendo continúan gobernando los mismos de siempre, no vislumbrándose ni un ápice de cambio, manteniéndose las mismas formas a pesar del pacto y donde sigue primando la fiestita y el “qué hay de lo mío”, obviándose lo realmente importante que es gobernar con el mismo trato y atención para la totalidad de la ciudadanía y gestionando con lupa los dineros públicos para que las inversiones que se hacen supongan un gran beneficio para todos y todas.
Por supuesto, siguen gobernando porque muchos les votaron con una ceguera total, mirando solo el perfil partidista sin tener en cuenta el bienestar e interés general, porque Valsequillo es de todos y todas y no pasa nada por cambiar cada cuatro años si las cosas se hacen mal. Es el gran as que tenemos en la manga los votantes gracias a los beneficios de la democracia, pero sigue existiendo mucho estómago agradecido, instaurándose y propugnándose cada vez más el seguidismo y el egoísmo personal de muchos de nuestros conciudadanos.
Así que desde aquí, que tengan un buen 2024 y que salgamos de nuestra burbuja, miremos más hacia nuestro entorno y que, al margen de solucionar aquellos asuntos personales que todos tenemos, seamos un poco más solidarios para mejorar entre todos esta sociedad en la que nos desenvolvemos y por la cual tenemos que implicarnos con objetividad, coherencia y responsabilidad.
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